El término cómic, que deriva del vocablo inglés comic, hace referencia a la sucesión o serie de viñetas que permite narrar una historia. El concepto también alude a la revista o al libro formado por cómics.
Cómic suele emplearse como sinónimo de historieta. El diccionario de la Real Academia Española (RAE), sin embargo, define específicamente la historieta como la serie de dibujos que, con o sin texto, componen un relato. Una historieta puede ser desde una tira hasta un libro con muchas páginas.
Puede decirse que un cómic presenta una sucesión de dibujos organizada de manera tal que le permita transmitir los datos necesarios para que el receptor registre el desarrollo de la historia. El lector, al avanzar en las viñetas del cómic, va adquiriendo nuevos conocimientos de la narración.
Un cómic puede desarrollarse en una tira de prensa, en una página en un periódico o revista o en una publicación exclusivamente dedicada a él (como un libro). También puede presentarse en un sitio web.
Existen diversos géneros de cómic. Uno de los más populares es el cómic de acción o de aventuras que tiene como protagonistas a superhéroes. Los Hombres X, Batman, Superman, el Hombre Araña y el Capitán América son algunos de los personajes más famosos de los comics. Las editoriales más conocidas a nivel mundial de este tipo de cómics son estadounidenses: Marvel Comics y DC Comics.
Los amantes de los cómics suelen reunirse en diversos encuentros y eventos. Entre ellos se destaca la Convención Internacional de Cómics de San Diego (Estados Unidos), conocida como Comic-Con.
Orígenes del cómic
Si bien el formato del cómic goza de bastante popularidad a nivel mundial, lejos está de ocupar un puesto comparable al del cine, la televisión o la música. En todo caso, podríamos decir que los lectores asiduos de historietas tienen un perfil más parecido al de los amantes de la literatura, y esto explica que el volumen de dinero asociado a este mercado no sea colosal.
Esta dualidad, por así llamarla, del cómic acarrea una suerte de desinformación acerca de muchos de sus aspectos. Por ejemplo, no muchas personas interrogadas al azar sabrían decir en qué época se publicó el primer cómic, y probablemente apuntarían a los años sesenta o setenta; sin embargo, antes de que surgiera Spiderman, creado por Stan Lee, considerado por muchos el «padre del cómic», Superman llevaba casi tres décadas en el mercado, y el kriptoniano tampoco había sido el primero en divulgar sus historias en las páginas de revistas y periódicos.
Para encontrar las primeras publicaciones de cómics es necesario conocer los límites del concepto, y en este caso no es fácil: si bien la tendencia de la mayoría apunta a que debe tener una cierta extensión para distinguirse del humor gráfico (típico de periódicos y revistas de interés general), la definición no es rígida. Quizás el elemento fundamental del cómic es la historia; a diferencia de las tiras cómicas, se presentan los escenarios, los hechos y los personajes con un trabajo similar al de una novela.
Ya en los jeroglíficos egipcios y los jarrones griegos podemos apreciar dibujos que parecen estar contando una historia de forma similar al cómic actual, con una estructura secuencial que probablemente influenció a los artistas de varios siglos. Pero la historieta tal y como la conocemos en la actualidad puede haber surgido en Japón alrededor del siglo XVII para plasmar leyendas e historias con ayuda de dibujos. Dos siglos más tarde, los ingleses comenzaron a publicar una versión temprana del cómic en periódicos y revistas, aunque se trataba de imágenes con leyendas, en lugar de escenas descritas y con diálogos.
Fue recién Rodolphe Töpffer, un dibujante suizo, quien durante la primera mitad del siglo XIX creó el globo o bocadillo de diálogo y refinó el arte del cómic hasta darle una forma muy similar a la actual.
