Un conector es algo que conecta: es decir, que permite establecer una conexión (una unión, un enlace, una comunicación). El concepto tiene varias acepciones según el contexto.
Se llama conector al dispositivo que une distintos circuitos eléctricos. Existe una gran cantidad de conectores eléctricos, cada uno con sus características y particularidades. A nivel general puede decirse que la mayoría de los conectores constan de una base (la parte hembra) y de un enchufe (la parte macho).
Hay conectores que establecen una conexión temporal, mientras que otros permiten el desarrollo de una conexión permanente. Mientras que algunos se conectan fácilmente, también existen los conectores que requieren de herramientas para lograr el montaje.
El conector RCA, por ejemplo, es una clase de conector que posibilita la conexión entre un televisor y un reproductor de DVD. Se trata del típico cable que presenta un conector rojo, un conector blanco y un conector amarillo: los dos primeros permiten conectar el sonido en estéreo y el amarillo, la señal de video.
El conector USB, por su parte, suele asociarse a aquél que sirve para conectar una cámara fotográfica, un teléfono celular (móvil) y otros equipos a una computadora (ordenador), aunque desde la creación del Bus Universal en Serie, en el año 1996, se han lanzado diversos conectores que responden a esta especificación de comunicación, cada uno con nuevos posibles usos.
Unas décadas más tarde, el estándar de conexión USB sigue siendo de gran utilidad en todos los ámbitos tecnológicos gracias a su gran versatilidad: no sólo nos ofrece la posibilidad de comunicar ordenadores y periféricos, una de sus funciones elementales durante sus primeros años en el mercado, sino que también permite la carga de baterías de dispositivos móviles (como ser teléfonos, tabletas y consolas portátiles) y la transmisión de datos de audio y vídeo en alta definición.
En este contexto, es importante distinguir entre los estándares (como ser el propio USB) y los conectores. Para un mismo estándar pueden existir muchos conectores y, si bien no suele suceder, también podría darse lo contrario (aunque esto generaría una gran confusión en el mercado). A grandes rasgos, podemos enumerar los conectores USB de tipo A, B, C, mini y micro; entre ellos existen diferencias tanto a nivel físico como de capacidad, como ser la forma y la cantidad de electricidad que son capaces transmitir.
Cabe destacar que incluso los enchufes cuyas clavijas se introducen en una toma de corriente para permitir el paso de la corriente eléctrica son conectores.
En el ámbito de la lingüística, por otra parte, un conector es una unidad que relaciona fragmentos de un texto, oraciones o grupos sintácticos de manera semántica y con lógica. Un ejemplo de conector lingüístico es pero: “Me gustaría quedarme contigo pero tengo que irme”, “Ese pantalón es muy caro pero lo voy a comprar igual”.
También se conoce como conector discursivo o textual, y su existencia es fundamental para nuestra comunicación, ya que nos permite amalgamar las ideas y volver más claros los mensajes. Es importante no confundir este concepto con el de nexo gramatical, una partícula, morfema o palabra que tiene la función de unir dos oraciones, sintagmas o palabras entre sí, de forma únicamente gramatical.
Entre los conectores disyuntivos, expresiones que sirven para separar ideas dentro de un texto, encontramos «ya sea que» y «ya sea». Los causales, por su parte, permiten introducir una razón o causa a un efecto dado; los más usados son «por esta razón, por consiguiente, entonces, por lo tanto, es por ello que» y «dado que». Otros de los más relevantes son los locativos, gracias a los cuales podemos indicar un sitio de referencia: «allí, aquí, encima de, junto a» y «por debajo» son solamente algunos exponentes.
