Del latín conservatĭo, la conservación es la acción y efecto de conservar (mantener, cuidar o guardar algo, continuar una práctica de costumbres). El término tiene aplicaciones en el ámbito de la naturaleza, la alimentación y la biología, entre otros.
La conservación ambiental o conservación de las especies, por ejemplo, hace referencia a la protección de los animales, las plantas y el planeta en general. Esta conservación apunta a garantizar la subsistencia de los seres humanos, la fauna y la flora, evitando la contaminación y la depredación de recursos.
Protección de animales y plantas
La creación de áreas protegidas (como reservas naturales o parques nacionales) es una de las políticas más frecuentes para la conservación ambiental. En dichos espacios, la actividad humana está restringida. Además de los gobiernos, existen numerosas organizaciones que trabajan por la conservación natural, como Greenpeace o WWF.
El estado de conservación es el indicador que refleja la probabilidad que tiene una especie de seguir existiendo en el corto o largo plazo. Se basa en las características de la población actual y en las tendencias exhibidas a lo largo del tiempo.
Conservación de obras artísticas
No obstante, no podemos pasar por alto el hecho de que también es fundamental el término que nos ocupa dentro de lo que es el arte. En concreto, aquel se utiliza para referirse a la tarea en la que expertos llevan a cabo el mantenimiento de todo tipo de obras y se encargan de realizar las tareas de restauración que sean necesarias.
De cara a que en el futuro las generaciones venideras puedan disfrutar plenamente de esculturas o pinturas, por ejemplo, es el objetivo fundamental de que se lleve a cabo lo que son los trabajos de conservación y restauración que operan, por tanto, con todo lo que es el patrimonio cultural de un país.
Para conseguir ese propósito, los profesionales del sector acometen el análisis de las obras de arte, la documentación pertinente sobre las mismas, el cuidado de todas ellas y de las colecciones a las que pertenezcan así como el tratamiento pertinente que se estime oportuno para corregir resquebrajamientos o para eliminar la suciedad acumulada, entre otras funciones.
Prevención, curación y restauración
En este sentido, podríamos establecer que existen tres tipos de conservación dentro de este ámbito:
• La preventiva, que, como su propio nombre indica, es la que se encarga de acometer determinadas acciones para evitar de esta manera que la obra en cuestión pueda sufrir un daño posterior.
• La curativa, que es la que se desarrolla para detener los daños que está sufriendo un trabajo artístico y también para reforzarlo.
• La restauración, que va destinada a permitir que cualquier obra se pueda apreciar y comprender de una manera mucho mejor.
Conservación de alimentos
La conservación de alimentos, por otra parte, consiste en diversas técnicas para prolongar la vida y disponibilidad de la comida para humanos o animales. La deshidratación, la pasteurización, la adición de sal, el ahumado y la congelación son algunos de los procedimientos más frecuentes.
Se conoce como conserva alimenticia al resultado de un proceso de manipulación de alimentos que permite preservarlos en buenas condiciones durante un periodo prolongado. Gracias a este proceso, se evita la acción de microorganismos que pueden alterar las condiciones sanitarias del alimento.