La idea de contrarrestar alude a enfrentarse a algo, resistiendo, neutralizando o minimizando su efecto.
Por ejemplo: «Para contrarrestar el impacto que provocó la noticia del aumento de la desocupación, el gobierno anunció un plan de obras de infraestructura», «Nuestro equipo no consiguió contrarrestar el buen trabajo de los delanteros rivales», «Creo que los científicos deberían estudiar detalladamente cómo contrarrestar las consecuencias del calentamiento global».
Podemos comprender con facilidad a qué se refiere el concepto de contrarrestar si analizamos el funcionamiento de un antídoto. Los antídotos son sustancias que se encargan de anular los efectos que produce una toxina o un veneno: es decir, los contrarresta. Por lo tanto, si una persona es mordida por una víbora venenosa, debe acudir a un centro médico para que le suministren un antídoto. Esta sustancia hará que el organismo pueda contrarrestar la acción del veneno.
Un restaurante multado por malas condiciones de salubridad, por su parte, puede tratar de contrarrestar el efecto negativo de esta sanción con una campaña publicitaria donde destaca las bondades naturales de los alimentos que sirve.
Los problemas relacionados con la imagen corporativa de una persona o de una empresa se han vuelto cada vez más populares con el avance y la masificación de las redes sociales. Gracias a la posibilidad de emitir una denuncia desde casi cualquier dispositivo con conexión a Internet, con total facilidad y de forma inmediata, cada vez son más las personas que deciden ventilar su insatisfacción en el trabajo en lugar de intentar resolverla dentro de la empresa.
Ante una acusación pública por parte de un empleado, poco puede hacer un empleador para contrarrestar la ola de críticas que seguramente le llegará por medio de las redes sociales y parte de la prensa. Estamos en una era en la cual queda bien claro que nadie quiere estar del bando de los perdedores, independientemente de que tengan razón: Internet saca lo peor de los seres cobardes, ya que les da voz y voto sin exigirles que se quiten las máscaras, convirtiéndolos en los superhéroes que jamás rescatarían a nadie más que a ellos mismos.
La noción también puede aparecer cuando se registra una oposición entre dos elementos o cuando existe una disputa. Dos equipos de básquetbol (baloncesto) que se enfrentan entre sí, en este marco, tratarán de contrarrestar sus respectivas fortalezas. Si uno de los conjuntos se caracteriza por la velocidad de sus jugadores y por el ritmo rápido que impone al juego, su rival buscará contrarrestar dichas características haciendo que las jugadas resulten lo más extensas y lentas que sea posible.
El origen etimológico del término contrarrestar se encuentra en los vocablos latinos contra y restāre. El primero de ellos es una preposición que puede traducirse como «frente a, del lado contrario a, contrario a, hacia»; con respecto al segundo, se trata de un verbo que significa «resistir, oponerse, oponer resistencia, quedarse quieto, frenar, quedarse (en), permanecer».
De lo expuesto en el párrafo anterior obtenemos todos los datos necesarios para comprender el significado de esta palabra y sus diferentes matices. Retomando el concepto de antídoto, por ejemplo, podemos decir que se trata de una sustancia química que tiene la capacidad de resistir el efecto de un químico, una toxina o un veneno, de hacerles frente, oponerse a ellos.
Entre los sinónimos más comunes de este término, encontramos los siguientes: contrapesar, paliar, arrostrar, neutralizar, compensar y enfrentarse, además de algunas de las palabras expuestas en el análisis de su etimología. Fuera de arrostrar, que se define como «hacer cara a los peligros sin cobardía, enfrentar cara a cara, tolerar una cosa desagradable», las demás son de uso cotidiano.
