Cosmetología es un término que proviene del francés cosmétologie, a su vez derivado del vocablo griego kosmētós (que puede traducirse como «arreglado»). Se trata del arte y la técnica de la aplicación de productos cosméticos.
Embellecimiento físico
También conocida como cosmética, la cosmetología se dedica a la creación y el uso de sustancias que ayudan a embellecer el rostro y/o el cuerpo. Dado que los cosméticos contribuyen al cuidado de la piel y del cabello, puede ubicarse a la cosmetología en el grupo de las ciencias de la salud.
La medicina, la farmacia, la química y otras especialidades están vinculadas a la cosmetología. Por lo general esta área apela a mezclas de compuestos para cumplir con su finalidad; estos compuestos pueden ser sintéticos u obtenidos a partir de recursos naturales.
Es importante tener en cuenta que los productos de cosmetología permiten limpiar o modificar la apariencia de la persona, pero sin alterar las funciones ni la estructura corporal. Se trata de los elementos que se conocen coloquialmente como maquillajes.
Los expertos en cosmetología disponen de conocimientos sobre la fisiología y la anatomía del ser humano. Además saben cómo funcionan los principios activos de diferentes sustancias y aprenden métodos para el desarrollo de múltiples tratamientos.
Es habitual que los servicios de cosmetología se brinden en salones de belleza, spas y peluquerías, por ejemplo. Cuando el trastorno va más allá de la estética y el individuo sufre una enfermedad de la piel, debe acudir a un especialista en dermatología, que es una rama de la medicina centrada en estas cuestiones.
Diferencia con cosmiatría
Dependiendo de la región de habla hispana, es más o menos común encontrarse con una confusión entre cosmetología y cosmiatría. La diferencia fundamental entre ambas es que la primera solamente se enfoca en el tratamiento de la piel sana, aprovechando diferentes productos y técnicas para cuidarla, limpiarla, rejuvenecerla y embellecerla. Por el contrario, la cosmiatría sí puede tratar enfermedades cutáneas, y esto nos lleva a sus orígenes.
Todo comenzó a finales de la década de 1950, cuando en un Congreso de Dermatología celebrado en Estocolmo un profesor usó el término «cosmiatría» para hacer referencia a la persona que lo asistía a lo largo de su exposición. Desde aquel entonces, este concepto fue cobrando más profundidad y notoriedad, hasta llegar a convertirse en una profesión que se conecta con la dermatología estética, la cirugía plástica y la medicina estética, entre otros campos.
Es importante señalar que la cosmetología también exige una base de conocimientos para atender una piel afectada, aunque no suficientes como para encarar un tratamiento prolongado. Después de todo, las técnicas de cuidado se enfocan en evitar problemas conocidos, previamente definidos, de manera que el cosmetólogo debe estar al tanto de estas posibles complicaciones. De hecho, en su trabajo no sólo usa productos naturales y cremas sino también dispositivos electrónicos.
Tratamientos cosmetológicos
Uno de los tratamientos más conocidos de la cosmetología es el denominado shiatsu, un masaje de origen japonés que ofrece excelentes resultados para cuidar la salud y potenciar el bienestar. El estrés, uno de los mayores enemigos del ser humano moderno, puede ser atacado con éxito gracias al shiatsu. También colabora con el equilibrio de las hormonas, la regeneración de las células y el correcto funcionamiento del sistema circulatorio.
Por otro lado tenemos la oxigenoterapia, que forma parte de la medicina alternativa y se orienta a la oxigenación sanguínea y la mejora de la circulación. Además de desintoxicar nuestra sangre, nos brinda un aumento en la producción de colágeno, elastina y vitamina D. De todos modos, la cosmetología está abierta a nuevos tratamientos, ya que sus profesionales tienen los conocimientos necesarios para seguir pasos sin precedentes si las características de su paciente lo requieren.