Para poder conocer el significado del término costo fijo es necesario que procedamos a descubrir el origen etimológico de las dos palabras que le dan forma:
-Costo, en primer lugar, procede del latín. Exactamente deriva de “constare”, que puede traducirse como “cuadrar”.
-Fijo, en segundo lugar, también emana del latín. En su caso, procede del adjetivo “fixus”, que es equivalente a “clavado”. Se trata de una palabra que es el participio del verbo “figere”, que puede traducirse como “clavar”.
La idea de costo se utiliza para nombrar al desembolso económico que se lleva a cabo para adquirir o mantener un producto o un servicio. Algo fijo, por otra parte, tiene estabilidad o es invariable.
Los costos fijos, en este marco, son aquellos que no varían cuando se producen pequeñas modificaciones en el nivel de actividad de una compañía. Los costos variables, en cambio, se modifican con las fluctuaciones del volumen de producción.
Por lo general, los costos fijos se asocian a la estructura de la empresa. Este tipo de costos implican gastos periódicos (mensuales, anuales, etc.) que pueden preverse. Los costos variables, como su nombre lo sugiere, varían con mayor frecuencia y son más sensibles a los cambios en la producción de la firma.
Un ejemplo de costo fijo es el alquiler de una oficina. Supongamos que un estudio de abogados alquila una oficina en el microcentro de una ciudad por 25.000 pesos mensuales, firmando un contrato de alquiler por dos años. Este gasto mensual es un costo fijo: no importa si el estudio tiene cinco, veinte o cien clientes, ni si factura 500.000 o 2.000.000 de pesos; dicho costo no variará.
La mano de obra también suele considerarse como un costo fijo. Si una empresa cuenta con cincuenta empleados, a quienes en total les paga 100.000 dólares a modo de salario, estos 100.000 dólares mensuales constituyen un costo fijo. Es habitual que los empresarios reclamen mayor flexibilidad laboral a los gobiernos para que el costo fijo de la mano de obra se vuelva un costo variable, susceptible de reducciones a través de la eliminación de cargas sociales, recorte de indemnizaciones, etc.
Además de todo lo expuesto, podemos establecer una serie de señas de identidad del costo fijo como son las siguientes:
-Existen dos tipos de costos fijos: el discrecional, que es el conjunto de gastos planificados que pueden llegar a disminuirse e incluso a hacerse desaparecer sin que la intraestructura de la empresa se vea dañada, y el comprometido. Este, por su parte, no se puede reducir de manera contundente porque hacerlo así como eliminarlo traería consecuencias adversas para la empresa.
-Se pueden anticipar y, de la misma manera, se pueden controlar fácilmente.
-La dirección de la empresa es la que se encarga de tomar todas las decisiones que tiene que ver con los mencionados costos.
-De manera innegable, se encuentra relacionado de forma estrecha con lo que es la capacidad productiva que tiene la empresa en cuestión.
-Supone un tipo de gasto que hay que asumir de manera incuestionable e inevitable y siempre debe encontrarse recogido en cualquier tipo de plan de gestión contable que se lleve a cabo dentro de la compañía.