El adjetivo cruento, que procede del vocablo latino cruentus, se emplea para calificar a aquel o aquello que resulta sangriento o feroz. Por ejemplo: “Esta cruenta guerra ya se ha cobrado miles de vidas”, “Un cruento enfrentamiento entre la policía y una banda de delincuentes finalizó con tres muertos y cinco heridos”, “Los narcos se encuentran inmersos en una cruenta batalla por el dominio territorial de la zona”.
Una situación recibe la calificación de cruenta cuando implica un derramamiento de sangre. Supongamos que dos grupos de jóvenes, a la salida de una discoteca, se trenzan en una pelea. Estas personas cuentan con armas blancas y además comienzan a recoger objetos contundentes que encuentran en la vía pública: piedras, botellas, etc. Como saldo de la disputa, dos adolescentes fallecen y otros seis terminan hospitalizados. Ante este terrible saldo, puede decirse que trató de una pelea cruenta.
En ocasiones el calificativo de cruenta o cruento se utiliza para enfatizar los efectos trágicos de un conflicto armado o una beligerancia. Una guerra, por citar un caso, siempre es sanguinaria. Sin embargo, si el número de víctimas fatales y las consecuencias sociales graves son elevadas incluso teniendo en cuenta las características habituales de estas hostilidades, los medios de comunicación pueden aludir a una guerra cruenta.
Así, por ejemplo, se ha utilizado en más de una ocasión el término cruenta para referirse a la batalla naval que, durante la I Guerra Mundial, se produjo en la zona de las costas de Sudamérica. En concreto, la que tuvo como escenario la Bahía de Coronel, que se halla enclavada en el sur de Chile.
Exactamente enfrentó a alemanes y a británicos y dio comienzo cuando la flota alemana, compuesta por cinco cruceros, cercó a las cuatro embarcaciones inglesas y empezó la batalla disparando contra el acorazado británico H.M.S Good Hope. Un enfrentamiento que acabó con el triunfo germano y que se saldó de manera sangrienta con la friolera de un total de 1.590 muertos.
Lo cruento también puede ser simbólico y referirse a la falta de contemplaciones o consideraciones. Un divorcio cruento, en este marco, es aquel en el cual los integrantes de la pareja que se está disolviendo sacan a relucir las miserias del otro y recurren a todo tipo de recursos para obtener una ventaja.
Además de todo lo indicado, no podemos pasar por alto que el adjetivo que nos ocupa se ha utilizado de manera muy habitual en el ámbito de la literatura. Buen ejemplo de ello es la obra titulada “12 cuentos cruentos”, que se publicó en el año 2012 y que viene a ser un compendio de relatos de varios autores. Entre estos se encuentran Alicia Giménez Barlett, Fernando Martínez Laínez, Arturo Pérez Reverte, Mariano Sánchez Soler, Manuel Vázquez Montalbán o Jaume Ribera, entre otros.
De la misma manera, nos topamos con el libro “Cuentos cruentos”, escrito por Dino Lanti y que vio la luz en el año 2008. Se trata de cuentos en versos e ilustrados que están dirigidos a un público adulto que cuentan con un peculiar sentido del humor.