De acuerdo a lo señalado por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario, el término culinario deriva del vocablo latino culinarius. El concepto se emplea como adjetivo para referirse a aquello vinculado a la cocina.
Por ejemplo: “El universo culinario siempre me resultó fascinante”, “El gobierno municipal anunció la realización de un festival culinario en la plaza mayor”, “Los conocimientos culinarios son indispensables para trabajar en este lugar”.
Arte culinario
La noción de arte culinario (también denominado simplemente culinaria) alude a la aplicación de la creatividad a la hora de la elaboración de la comida. Esta habilidad está relacionada con las prácticas culturales de cada comunidad y con los ritos sociales atados a la alimentación.
El arte culinario forma parte de la identidad de un pueblo. Las recetas suelen transmitirse de generación en generación, renovándose y actualizándose con el correr de la historia. La globalización, de todos modos, contribuyó a que el saber culinario trascienda las fronteras: hoy en día es posible disfrutar comida china en Alemania y platos turcos en Brasil, por citar dos posibilidades.
Más allá de las necesidades orgánicas
Es importante tener en cuenta que la alimentación resulta imprescindible para la vida: todas las personas necesitan alimentos para satisfacer, a través de las vitaminas, las proteínas y otros elementos, las necesidades de su organismo. El arte culinario va más allá de esas necesidades orgánicas y se orienta al modo de elaboración y a la presentación de los alimentos con el objetivo de transmitir ideas y emociones.
Precisamente, el arte culinario también apela al conocimiento de los alimentos y sus propiedades, algo que cada comunidad ha ido descubriendo con el correr de los siglos y que ha derivado en la creación de recetas muy diferentes a lo largo y ancho del planeta. Es importante no confundir este concepto con la gastronomía, que se puede definir como el estudio de la relación que existe entre nuestra especie y su alimentación, además de su entorno.
Si bien la globalización y los intereses comerciales han dado lugar a que miles de recetas viajen por todo el mundo, es importante resaltar que no siempre los platos extranjeros que saboreamos en las casas de comida respetan las listas de ingredientes y los pasos de elaboración originales, sino que se adaptan a los materiales y los recursos disponibles en cada región, así como a otras cuestiones que hacen a los gustos de los potenciales consumidores (por ejemplo: ciertos platos se vuelven menos picantes porque la receta original sería imposible de tolerar en el exterior).
El patrimonio culinario
Otro aspecto que la sociedad moderna ha modificado del arte culinario y de la cocina tradicional en general es el acceso a materias primas en el extranjero. Si bien la elaboración de alimentos comenzó siendo una práctica que aprovechaba únicamente los ingredientes naturales hallados por cada comunidad, hoy en día es muy común comprar ciertos productos a empresas que se encuentran en otras partes del mundo, ya sea por una conveniencia económica, por cuestiones de calidad o bien por escasez en ciertos momentos del año.
Y esto nos conduce a la relación que existe entre el arte culinario y las estaciones del año, algo que en países como Japón aún al día de hoy se mantiene vigente: ciertas frutas y verduras no se pueden sembrar a lo largo de todo el año, y eso impactaba la cocina tradicional; en la actualidad, sin embargo, gracias a la importación esta barrera ya no es una condición determinante.
Puede hablarse de patrimonio culinario para aludir a aquellas elaboraciones y presentaciones que son típicas de una determinada región. El locro, en este marco, pertenece al patrimonio culinario de los pueblos andinos.