El decurso es la continuidad del tiempo.
El vocablo latino decursus, que puede traducirse como “corriente”, llegó a nuestra lengua como decurso. El término alude a la sucesión temporal.
TemasContinuidad del tiempo
El decurso, de este modo, es la continuidad del tiempo. El transcurso de los días, los meses y los años implica un decurso, que se asocia al desarrollo de eventos, acontecimientos, acciones, etc.
Es importante entender que esta palabra pertenece al conjunto de sustantivos que no pueden o no suelen usarse por sí solos, sino que necesitan de otro, el principal, para aportarle su sentido. Esto no es fácil de intuir simplemente echándole un vistazo a su definición, ya que parece tener un significado completo, pero esa continuidad a la que hace referencia debe enmarcarse en un contexto con ayuda de otro término.
Algunos ejemplos
Entendiendo el término decurso principalmente como un sinónimo de «transcurso» o «curso», veamos a continuación tres oraciones de ejemplo que nos permiten analizar su significado situándolo en contexto: “En el decurso de la batalla perdimos varios soldados, pero nunca dejamos de luchar”, “El decurso de la investigación sorprendió a la opinión pública, que no esperaba que el padre de la víctima fuera considerado sospechoso”, “Voté a este presidente con convicción, pero el decurso de su gobierno me fue decepcionando y ahora creo que sería conveniente un cambio de rumbo”.
En el primer ejemplo, podríamos reemplazar el término decurso por transcurso y su significado no se vería alterado: desde que comenzó hasta que terminó la batalla, a lo largo de toda su extensión. El segundo, por otra parte, nos muestra una acepción ligeramente diferente, con un matiz más tangible, si se quiere, porque hace referencia al camino que tomó la investigación, al curso, que no era el esperado por el público.
En este caso, la idea del paso del tiempo está implícita, ya que no puede evitarse y está ligada al avance de cualquier actividad que conozcamos, pero el foco está puesto en los resultados más que en la edad de la investigación. Por último, en la oración que critica el desempeño de un presidente también podemos entender que decurso se usa como sinónimo de curso, dirección, progreso, con un énfasis en los sucesos que acarreó más que en la evolución temporal.
Supongamos que se habla del decurso de los días. En este caso, se está haciendo referencia al paso de las jornadas. Un dolor físico que se incrementa con el decurso de los días, por mencionar una posibilidad, se va agudizando con el correr de las fechas.
Decurso histórico
El decurso histórico, por otro lado, se construye con los años. Su apreciación suele necesitar una cierta lejanía temporal para poder analizar los hechos con perspectiva.
La historia es otro concepto que no puede estudiarse a simple vista, ya que su magnitud y sus repercusiones exigen la ya mencionada distancia. Si bien la construimos a cada segundo, con cada decisión, el desarrollo de una sociedad, por ejemplo, se estudia desde el final, dividiendo el progreso en varias partes y con diferentes escalas: por siglos, por décadas, etcétera.
Teniendo estos conceptos y principios en cuenta, podemos entender que la expresión decurso histórico puede tener diferentes matices según el contexto y la necesidad de cada estudio específico: si estamos analizando la evolución de una sociedad a lo largo de un milenio, probablemente el decurso indique el paso de un siglo a otro; en cambio, si se tratase de la vida de una persona podría hacer referencia al paso de las décadas.
Por decurso también podemos entender el «curso» de una serie de hechos.
Decurso vital
El decurso vital, en tanto, se vincula a la trayectoria de vida. Esto quiere decir que en el decurso vital de una persona hay múltiples sucesos, los cuales se ponen en marcha desde el momento del nacimiento.
La idea de decurso vital es utilizada por el filósofo español Xavier Zubiri (1898-1983). Un capítulo de su libro “Sobre el hombre”, publicado en 1986, lleva este título.
