Degenerativo es un adjetivo que se aplica a todo aquello que provoca una degeneración. Para comprender el concepto, por lo tanto, hay que tener en claro qué es la degeneración.
Este término se emplea en la medicina y en la biología para nombrar al desgaste o la avería de la estructura y/o de las funciones de las células. A partir de un proceso de degeneración, la persona comienza a perder su normal desenvolvimiento debido a las consecuencias de una enfermedad.
Trastornos degenerativos
Se conoce como trastorno degenerativo, por lo tanto, a la enfermedad que daña un órgano o un tejido y cuyos efectos se agravan con el paso del tiempo. En estas enfermedades, la facultad del organismo de regenerarse se encuentra afectada y la persona se ve envuelta en un espiral donde su salud empeora más y más.
El mal de Alzheimer es un ejemplo de enfermedad degenerativa, ya que produce la muerte de neuronas y el atrofio de diversas regiones cerebrales, haciendo que el paciente pierda progresivamente su memoria y sus facultades mentales. Hasta el momento, no existe cura para este mal degenerativo.
Otro ejemplo de trastorno degenerativo es el mal de Parkinson, que también afecta las neuronas y que provoca temblores, rigidez muscular y otras consecuencias.
Diversos estudios han demostrado que estas dos afecciones (las enfermedades de Alzheimer y Parkinson) son los males neurodegenerativos más frecuentes ya que los sufren millones de personas en todo el mundo. Puede decirse, en definitiva, que las atrofias degenerativas son aquellas que implican la destrucción celular de un cierto tejido, en un proceso de avance progresivo.
Evolución del mal de Alzheimer
Si bien el mal de Alzheimer provoca un progresivo deterioro de las funciones intelectuales, la evolución varía mucho de un caso a otro, pudiendo durar tan poco como unos meses o tanto como quince años, por ejemplo. Por lo general, la media de vida de un paciente con dicho trastorno degenerativo es de ocho años.
Es posible determinar tres estadios evolutivos, cada uno con una serie de cambios característicos, aunque no se cumplan al pie de la letra para todas las personas afectadas:
Estadio leve
Dura aproximadamente entre dos y cuatro años y presenta los siguientes síntomas:
- Problemas de memoria.
- Dificultades en el aprendizaje:
- Pérdida moderada de memoria remota, o sea, de recuerdos que fueron almacenados en un pasado distante.
- Dificultad para orientarse en el espacio y para reconocer el entorno.
- Apatía, depresión, falta de iniciativa y cambios de humor.
Estadio moderado
Tiene una duración de entre dos y diez años y presenta alteraciones cerebrales mayores, como ser las siguientes:
- Dificultad para hablar (afasia).
- Problemas para realizar funciones tan sencillas como vestirse y usar cubiertos para comer.
- Pérdida parcial de la capacidad de reconocer entornos e individuos, sobre todo si no son muy cercanos.
- Descuido de la higiene personal.
- Alteraciones en la postura, debilidad muscular, similar a algunos síntomas del mal de Parkinson.
- Aparición de ilusiones y alucinaciones, entre otros signos psicóticos.
- Creciente dependencia de otra persona para sentir seguridad.
- Aburrimiento y pérdida de interés en actividades que antes resultaran divertidas o atractivas.
- Somnolencia.
Estadio severo
Se trata del cuadro más aterrador de este trastorno degenerativo, y se caracteriza por una mayor rigidez en los músculos, que deriva en una resistencia al cambio de postura, temblores e incluso la posibilidad de crisis de epilepsia. La apatía crece y se pierden las capacidades de asearse, vestirse, comer y caminar.
Otros síntomas comunes, antes de fallecer por infección sistémica, neumonía u otra enfermedad similar, son la pérdida de respuesta al dolor y la incontinencia fecal y urinaria.