El verbo derivar, que proviene del latín derivāre, puede utilizarse de distintas maneras. Aquello que deriva de una cosa tiene su origen en ella.
«Dar lugar a»
Con este uso, el verbo derivar se debe usar acompañado de la preposición en y siempre debemos indicar un punto de origen y uno de destino: una cosa deriva en otra. No sería posible omitir ninguno de estos dos puntos, ya que sin uno de ellos el significado estaría incompleto. El uso de la preposición tiene un grado de importancia menor, porque si bien sin ella el significado sería el mismo, el error en este caso sería meramente gramatical.
Supongamos que alguien dice: «Nunca pensé que mi idea iba a derivar en la creación de una empresa que actualmente tiene más de mil empleados». Como se puede advertir, la compañía mencionada por este individuo deriva de una ocurrencia que tuvo. Primero tuvo la idea en cuestión y luego esa idea dio lugar al desarrollo de una gran empresa.
Tomando este ejemplo una vez más como referencia, podríamos perfectamente sustituir el verbo y su correspondiente preposición por la construcción «dar lugar a»: «que mi idea iba a dar lugar a la creación». También se puede usar como sinónimo el verbo originar, aunque en este caso no queda muy natural, ya que para que funcione mejor necesita un sustantivo que represente una acción, del cual surja otro. Esto se puede apreciar en el siguiente ejemplo: «sus gritos originaron una gran conmoción».
Otra acepción
Derivar, por otra parte, alude a guiar, trasladar o llevar a alguien o algo de un sitio a otro. El término, en este caso, puede utilizarse de manera simbólica: «No sé adónde va a derivar esta protesta, pero espero que los gobernantes presten atención al malestar del pueblo», «El hospital local está a punto de colapsar, por eso los médicos pronto empezarán a derivar pacientes a otros nosocomios», «La idea del ministro de Economía es convencer a la población de derivar el ahorro hacia la inversión productiva».
En estos ejemplos encontramos diferentes matices dentro del significado de la palabra derivar. En el primero podemos entender que la protesta tiene un destino incierto, por así decirlo, de manera que resulta imposible predecir sus consecuencias. El segundo, en cambio, habla de una acción muy común en el ámbito médico: un profesional deja de atender a su paciente y lo deja en manos de otro. Esto puede ocurrir por varias razones, pero siempre debería ofrecer el mayor beneficio posible al paciente.
La tercera oración habla de destinar una cierta cantidad de dinero a una inversión; es decir, de darle un nuevo uso al que tenía previsto.
Palabras derivadas de otras
En el terreno de la gramática, se dice que una palabra deriva de otra cuando proviene de su base léxica. «Canción», por mencionar un término, deriva de «cantar». La idea de derivar también se aplica cuando existe un vínculo etimológico o morfológico entre dos vocablos: «domicilio» deriva del vocablo latino domicilium.
El estudio de la etimología es sumamente importante para comprender la lengua en profundidad. Muchas veces nos encontramos con palabras que a simple vista creemos desconocer, pero todo cambia cuando echamos un vistazo a sus raíces. Es común que dos términos emparentados se diferencien por la presencia de prefijos o sufijos, por ejemplo.
Derivada de una función
En el campo de las matemáticas, por último, derivar consiste en descubrir la derivada de una función. Se llama derivada, en tanto, al valor límite que existe en la relación entre el aumento del valor de una función y el aumento que registra una variable independiente, cuando este evidencia una tendencia a cero.