El desarrollo comunitario es el proceso que se lleva a cabo cuando se resuelven problemáticas sociales y se impulsa el crecimiento sostenible y equitativo de una comunidad. Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y los movimientos sociales trabajan para lograr una reducción de la pobreza, impulsar la inclusión social y alcanzar otras metas que se asocian a este concepto.
Cabe destacar que la idea de desarrollo tiene varios usos. En este caso nos interesa su acepción como el progreso de un grupo humano a nivel cultural, social y económico. Comunitario, en tanto, es aquello vinculado a una comunidad: el conjunto de los individuos de una nación o una región.
Puede decirse que el desarrollo comunitario se logra al mejorar la calidad de vida de las personas que integran una determinada sociedad, favoreciendo su empoderamiento. Las políticas públicas y el trabajo social son dos los instrumentos que se aplican con tal fin.
Características del desarrollo comunitario
El desarrollo comunitario puede entenderse como un tipo de intervención colectiva que apunta a la construcción de una sociedad inclusiva. Quienes asumen el liderazgo comunitario y aquellos que desarrollan acciones de voluntariado están entre los protagonistas de estas actuaciones, que requieren de la participación ciudadana y de una colaboración intersectorial.
El desarrollo comunitario, en definitiva, es un desarrollo local con participación comunitaria. Si bien los proyectos sociales pueden llevarse a cabo incluso con cooperación internacional, apuntan a modificar la realidad de un territorio específico.
La alfabetización, la educación para adultos, la capacitación laboral, el acceso a la vivienda y la seguridad alimentaria son algunas de las cuestiones que se abordan como parte del desarrollo comunitario. Como ya indicamos, la gestión de recursos debe buscar el desarrollo sostenible, garantizar los derechos humanos y promover el bienestar familiar.
Su historia
Si bien todo lo que representa la idea de desarrollo comunitario existe desde hace mucho tiempo, se suele mencionar al final de la Segunda Guerra Mundial como punto de partida de la acepción moderna del concepto. Fue en ese momento cuando desde las ciencias sociales se empezó a hacer hincapié en los procesos y las técnicas que hacen posible el progreso de las personas y de las colectividades en las que están insertas.
La UNESCO, en este marco, fue pionera al impulsar iniciativas para mejorar la situación social en el denominado Tercer Mundo (los países subdesarrollados). Así, los primeros programas de desarrollo comunitario se realizaron en regiones de Latinoamérica, Asia y África. Una particularidad es que dichos proyectos eran diseñados en los países ricos y aplicados en los más pobres; luego, con la formación de agentes de desarrollo, la planificación pasó a ser local.
De igual forma, las iniciativas de desarrollo comunitario también comenzaron a aplicarse en barrios pobres y áreas rurales del Primer Mundo. Así surgieron nuevas metodologías y conceptos teóricos.
La importancia del conocimiento en el desarrollo comunitario
El desarrollo comunitario es clave en la integración social y en la respuesta a emergencias. Más allá de las buenas intenciones, se necesita del conocimiento científico para diseñar las intervenciones y aplicarlas de manera eficiente, con prácticas sustentables que logren cambios con resultados positivos capaces de mantenerse en el tiempo.
De acuerdo a los expertos, el primer paso es definir con precisión qué es una comunidad. En este sentido se habla del conjunto de seres humanos que habitan un área geográfica delimitada y que comparten problemáticas e intereses. Los miembros de una comunidad entienden que los problemas del grupo también son propios.
Frente a esta realidad, la comunidad asume el desafío de buscar soluciones a sus problemáticas. Aunque existen distintas responsabilidades, hay una intervención colectiva. No se puede dejar de mencionar que la comunidad cuenta con el derecho de participar en aquellas decisiones que modificarán sus condiciones de vida.
Por eso la educación comunitaria también es muy importante. Cada individuo debe estar capacitado para interpretar la realidad y contribuir a la evolución de su familia y de su colectividad con sus aportes.
La metodología
Para la puesta en marcha de un proyecto de desarrollo comunitario, se debe cumplir con una serie de pasos.
Primero es necesario analizar las necesidades del territorio. El diagnóstico debe ser participativo, dando lugar a que los vecinos se expresen sobre su propia realidad.
Luego se debe plantear una hipótesis y fijar objetivos. La siguiente etapa consiste en elaborar un plan de trabajo, definiendo la estructura operativa y de organización.
Con el esquema de trabajo acordado, llega el momento de conseguir los recursos (tanto materiales como humanos). Una vez que se obtuvieron, el programa de desarrollo comunitario ya se pone en marcha.
Mientras se llevan adelante las acciones, resulta imprescindible evaluar su progreso para introducir los cambios que sean necesarios. Completado el trabajo previsto, se hace una evaluación final.
Objetivos del desarrollo comunitario
A modo de resumen, podemos indicar que los principales objetivos del desarrollo comunitario son los siguientes:
- Promover el bienestar social, satisfaciendo las necesidades básicas de las personas.
- Mejorar la calidad de vida, actuando sobre las condiciones que rodean a los sujetos.
- Incentivar la inclusión, brindando oportunidades de progreso a todos los individuos.
- Fomentar la cohesión social, trabajando en la identidad cultural y el sentido de pertenencia.