El desinterés es la ausencia de interés. La idea de interés, en tanto, puede referirse a la inclinación del ánimo hacia algo; a la conveniencia; o a la ganancia.
Una cuestión de gustos
Cuando un sujeto muestra desinterés por un asunto, no le presta atención ni le preocupa. De esta forma no realiza ninguna acción vinculada a la cuestión.
Supongamos que un padre desea que su hijo se convierta en jugador de fútbol, pero al niño este deporte no lo atrae. El hombre le obsequia una pelota, lo lleva a los estadios para que asista a los partidos y le propone ver encuentros por TV: el pequeño, sin embargo, no juega con el balón y se aburre como espectador. Hay un desinterés, pues, del menor respecto al fútbol.
En el ejemplo mencionado, el desinterés no es negativo, sino que simplemente es una consecuencia del modo de ser o de las preferencias de una persona. En algunos casos, sin embargo, el desinterés implica una falta moral. Si alguien observa en la calle que hay un anciano herido y sigue caminando sin prestarle ayuda, ese desinterés por la suerte del prójimo resulta condenable.
Altruismo
El concepto de desinterés, por otro lado, se asocia al altruismo de aquel que no busca su provecho o beneficio. Actuar desinteresadamente, en este sentido, es hacerlo sin pedir ni querer nada a cambio.
Tomemos el caso de un grupo de voluntarios que viven en una zona costera. Estos individuos se reúnen una vez por semana para limpiar la playa, levantando la basura que otros arrojan en la arena. Estos activistas no reciben dinero por su tarea, tampoco un reconocimiento formal. Puede decirse que lo hacen con desinterés.
Este rasgo se aprecia mucho en una persona, porque demuestra que es capaz de empatizar con los demás para ayudarlos sin esperar nada a cambio. Podríamos decir que actuar de modo desinteresado habla de una visión muy amplia de la vida, que va más allá de lo tangible e inmediato. El bien común, uno mucho mayor del que puede afectarnos únicamente a nosotros, ése es el objetivo que persigue.
Por otra parte, no debemos caer en el error de medir con esta misma regla cualquier situación, sobre todo en el ámbito profesional. Que una persona exija un pago por su trabajo es lo normal, salvo en casos muy específicos que deberían ser atendidos de manera particular. Lamentablemente, en ciertos ámbitos la gente acusa de «materialista» a quien intenta sostenerse económicamente por medio de su trabajo; por ejemplo: si colocan anuncios publicitarios en sus blogs.
Desinterés por el estudio
El concepto de escuela, acompañado inevitablemente de estudio, se asocia a una serie de sentimientos y sensaciones negativas por parte de los estudiantes, en especial de los adolescentes. Esto se puede apreciar en diferentes actitudes, siendo una de ellas el desinterés. La época estudiantil puede resultar demasiado tediosa para muchos, hacerles sentir que no les sirve de nada adquirir los conocimientos propuestos, y en ese punto pierden el interés.
Este fenómeno es similar a la relación de los niños con las verduras: si bien hay muchos que disfrutan de una dieta vegetal, existe el mito de que productos como el brócoli o la acelga les causan asco, y que prefieren una hamburguesa con patatas fritas. Ambos son preocupantes, ya que una dieta poco nutritiva pone en riesgo la salud futura, así como una educación deficiente impide la realización en la adultez.
Pero también en ambos casos el desinterés no es caprichoso, sino que tiene lugar por un fallo en los adultos, en los métodos de enseñanza. Si no les explicamos a los más pequeños por qué deben comer verdura o estudiar, no podemos esperar que lo entiendan por sí solos, al menos no antes de que sea demasiado tarde.