Dimorfismo es una noción que se utiliza en el campo de la biología para nombrar a la condición de aquellas especies de animales o de plantas que exhiben dos aspectos anatómicos o dos formas diferentes. Es posible, en este sentido, distinguir entre diversos tipos de dimorfismos.
El dimorfismo sexual se caracteriza por las variaciones en la fisonomía entre machos y hembras, y esto suele estar presente en la mayor parte de las especies, aunque con grados distintos. En el caso de los reptiles, los insectos y las arañas, por ejemplo, las hembras suelen ser más grandes que los machos. Lo contrario ocurre con los mamíferos, un grupo donde los machos pueden alcanzar un tamaño mucho mayor al exhibido por las hembras.
Los ciervos (el macho tiene cornamenta y la hembra, no) y los leones (el macho sobresale por su melena) son dos animales con un claro dimorfismo sexual. Incluso en el ser humano el dimorfismo sexual es evidente, ya que los órganos sexuales de los hombres se manifiestan externamente, mientras que las mujeres tienen marcadas las glándulas mamarias.
Distintas clases de dimorfismo
El dimorfismo generacional (la alternancia de distintas formas de reproducción en una misma especie), el dimorfismo estacional (cambios en la coloración del plumaje de las aves según la época reproductiva) y el dimorfismo ecológico (las alteraciones de acuerdo a la relación con el ambiente o los hábitos) son otros tipos de dimorfismos advertidos por la biología.
El dimorfismo sexual cerebral, por su parte, trata las diferencias que se pueden apreciar en el cerebro de machos y hembras de una misma especie, tomando en cuenta aspectos morfológicos y funcionales. Con respecto a nuestra propia especie, los muchos estudios realizados han demostrado que el cerebro del hombre es mayor al de la mujer a nivel volumétrico, aunque esto no tenga ninguna repercusión en su inteligencia.
Para la geología, el dimorfismo es la condición de aquella sustancia que puede cristalizar en dos sistemas diferentes.
El fenómeno en los hongos
También llamado dimorfismo en hongos, el dimorfismo fúngico es un fenómeno reversible mediante el que un hongo puede cambiar su forma de una micelial a una levaduriforme.
El micelio es la masa de elementos filamentosos de forma cilíndrica (hifas) que se encuentran en gran parte de los hongos y constituye su cuerpo vegetativo. Levadura, por otro lado, es el nombre que recibe cualquier hongo microscópico unicelular con la capacidad de llevar a cabo la descomposición a través de la fermentación de varios cuerpos orgánicos, especialmente los hidratos de carbono y los azúcares, dando lugar a diversas sustancias.
El dimorfismo hace que los hongos proliferen en forma de levaduras o de estructuras esféricas de gran tamaño en los tejidos, aunque a temperatura ambiente cobren formas filamentosas. Entre los hongos dimórficos se encuentran los microorganismos que causan la esporotricosis, la blastomicosis, la histoplasmosis, la paracoccidiomicosis y la coccidiomicosis.
Un hongo puede presentar el dimorfismo en función de:
- Temperatura: ocurre con el Penicillium marneffei, el cual cambia de forma a temperatura diferente aunque sin que cambie el medio. Pueda pasar de ser filamentoso (cuando la temperatura está entre los 25 y 28 °C) a levaduriforme (entre los 37 y los 37 °C);
- Nutrientes: se puede apreciar en el Candida albicans, el cual presenta una forma levaduriforme en medios de cultivo ricos y una filamentosa, en los medios pobres. La forma de levadura es consistente en la forma de reproducirse y los cambios en el ambiente influyen de manera radical en su morfología;
- Temperatura y nutrientes: en este caso de dimorfismo se combinan los dos puntos recién expuestos y se puede ver en Histoplasma capsulatum, Sporothrix schenckii, Blastomyces dermatitides y Paracoccidioides brasiliensis.