El primer paso que vamos a dar para conocer el significado del término disnea es descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos establecer que se trata de una palabra que deriva del griego, exactamente de “dýspnoia”, que significa “dificultad para respirar” y que es fruto de la suma de tres partes:
-El prefijo “dys-”, que viene a indicar “dificultad”.
-El sustantivo “pnoia”, que puede traducirse como “pulmón”.
-El sufijo “-ia”, que viene a indicar “cualidad”.
Y esa palabra griega, a su vez, proviene de “dyspnoos”, que fue utilizada por figuras como Sófocles o Hipócrates para indicar “que respira penosamente”.
El concepto se emplea para nombrar al trastorno o dificultad que afecta la respiración.
Por lo general se asocia la disnea a la falta de aire. Esta respiración deficiente provoca malestar en la persona, generando sensaciones subjetivas cuya intensidad varía según cada situación.
Entre los síntomas más claros de la disnea están la sensación que siente la persona de que el aire que respira no es suficiente, que esa puede sentir inquietud o ansiedad e incluso que puede experimentar otros síntomas tales como la tos, temblor, sibilancias…
Cuestiones fisiológicas, ambientales y psicológicas inciden en la disnea, que una vez producida puede derivar en el desarrollo de diversos comportamientos y respuestas. Según sus características, se puede diferenciar entre varias clases de disnea.
La disnea de reposo se registra cuando la persona se encuentra quieta. La disnea de esfuerzo, en cambio, irrumpe a partir de una actividad física intensa. La disnea paroxística nocturna surge mientras el individuo duerme y termina despertándolo por la falta de aire. También puede hablarse de la disnea de decúbito, que se revierte cuando el sujeto se pone en posición erecta.
Un neumotórax, un enfisema, un broncoespasmo, una cardiopatía, el asma o un cáncer pueden ser motivos de disnea. Incluso una alergia, un ataque de pánico o encontrarse en un ambiente muy contaminado pueden dar lugar a la dificultad respiratoria. El tratamiento de la causa de origen, en definitiva, es indispensable para revertir el problema.
A nivel general, para disminuir o revertir la disnea se recomienda salir de los lugares pocos ventilados y con grandes aglomeraciones de gente, alejarse del humo y no fumar. En algunos casos, el médico incluso puede indicar el suministro adicional de oxígeno.
En particular, cuando se está junto a una persona que sufre disnea lo que hay que hacer es permanecer a su lado y transmitirle tranquilidad, es importante que sienta aire en la cara por lo que se puede abrir una ventana. Además, es relevante también que se ponga en la postura que se sienta más cómoda y hay que ayudarle a relajarse. Por supuesto, lo recomendable es de forma inmediata llevar a esa persona al médico para que la pueda examinar de forma apropiada y establezca un diagnóstico así como el pertinente tratamiento.