Una distopía es una representación imaginaria de una sociedad del futuro cuyas características son indeseables. Se trata, por lo tanto, de lo opuesto a una utopía.
Mientras que una utopía es una sociedad ideal, una distopía es una sociedad negativa. Dicho de otra manera: la utopía es un anhelo imposible de conseguir y la distopía, una posibilidad cuya concreción se debería evitar.
Origen del concepto de distopía
El primer uso del término distopía, aunque haya sido en su equivalente en la lengua inglesa, se atribuye a John Stuart Mill, un político, economista y filósofo inglés, en el marco de una intervención parlamentaria en la que ofreció un discurso, en el año 1868.
Aunque esta palabra no haya aparecido en el Diccionario de la Real Academia Española durante mucho tiempo, finalmente fue incluida por el escritor José María Merino, quien la describe como una representación de una sociedad del futuro cuya alienación moral puede explicarse a partir de sus rasgos negativos.
Ejemplos en la literatura
Numerosos escritores, a lo largo de la historia, han imaginado distopías. Una de las sociedades distópicas más conocidas es la creada por el británico George Orwell (1903-1950) en su novela «1984». Orwell pensó un mundo gobernado por Gran Hermano, presente en la vida de los ciudadanos de manera constante. En la distopía orwelliana existe una Policía del Pensamiento (que castiga a quienes piensan cosas contrarias a las aceptadas por el partido gobernante) y hasta una neolengua que elimina las palabras que no deben ser pensadas.
«Fahrenheit 451», del estadounidense Ray Bradbury (1920-2012), es otro libro que presenta una distopía. En este caso, el escritor desarrolló una sociedad donde la función de los bomberos es quemar libros debido a que, de acuerdo a los gobernantes, producen angustia en la ciudadanía ya que incitan a la gente a realizar cuestionamientos de la realidad. De este modo, si las personas no logran acceder a los libros, son felices.
Distopías en el cine y los videojuegos
El cine también suele mostrar distopías. Una de las más populares es la sociedad que imaginó George Miller en su película «Mad Max»: un planeta sumergido en el caos donde pandillas de motociclistas controlan las carreteras y se enfrentan a la Patrulla de Fuerza Central.
En la industria del videojuego, la distopía ocupa un lugar muy importante. Si bien no es la opción más popular de los desarrolladores a la hora de crear mundos imaginarios, existen ciertas series cuya relevancia es innegable, y entre ellas destaca Deus Ex. El primero de los cuatro juegos juegos principales de esta saga tuvo entre sus creadores al aclamado escritor y productor Warren Spector.
A lo largo de las cuatro entregas de Deus Ex, nos acercamos a varios de los elementos que definen la distopía de una forma natural y espontánea, como si realmente estuviéramos allí. Uno de ellos es la oscuridad; podemos encontrarla en la mayoría de las obras de este grupo, y nos ayuda a comprender la situación de deterioro que ha sufrido la humanidad, la falta de esperanza de sus personajes, la pérdida de ciertos valores.
La oscuridad en la distopía se puede apreciar tanto de forma gráfica como simbólica: en los videojuegos y las películas, es raro ver una escena a plena luz del día pero también vemos en los personajes una pesadumbre que parece haberles quitado la ilusión. El fanatismo es otro de los elementos característicos de las historias distópicas, y puede representarse por medio de nuevas religiones o grupos que buscan «defenderse» de los ataques de sus supuestos enemigos.
Sin lugar a dudas, la tecnología ocupa un lugar muy importante en la distopía. Pero no se impone por medio de efectos especiales que pretendan dejarnos boquiabiertos, sino que parece estar perfectamente integrada en la vida cotidiana de los personajes.