Para poder determinar el origen etimológico del término distracción que ahora nos ocupa, tendríamos que irnos hasta el latín. Y es que es en la palabra distractio, donde se encuentra aquel. No obstante, no podemos obviar que ella, a su vez, emana del verbo distrahere, compuesto de dos partes: el prefijo dis-, que es sinónimo de “separación o divergencia”, y el verbo trahere, que significa “tirar o arrastrar”.
Distracción es la acción y efecto de distraer. Este verbo se refiere a entretener, divertir o apartar la atención de alguien de aquello a que la aplicaba o a que debía aplicarla.
Por ejemplo: “Por una distracción de la defensa, el equipo local perdió uno a cero y quedó eliminado”, “El jefe está muy enojado y dijo que no tolerará otra distracción”, “Anoche tuve una distracción y me quemé con aceite mientras cocinaba”.
Distracción al conducir
Cuando hablamos de distracciones, hay que tener claro que existen muchas y en muy diversos campos. No obstante, de manera frecuente de las que más se suele hablar es de las que se llevan a cabo cuando se está al volante de un vehículo. Estas pueden originar no sólo la salida de la carretera del coche sino también un choque con otro automóvil, el acometer un atropello o incluso sufrir otro tipo de grave accidente. Situaciones todas ellas que pueden traer consigo desde daños materiales hasta lesiones físicas de gran alcance e incluso la muerte de las personas implicadas.
Entre las distracciones más habituales que tienen los conductores y que ocasionan mayor número de accidentes se encuentran las siguientes:
• Estar utilizando el GPS.
• Hablar por el teléfono móvil o mandar un WhatsApp.
• Poner la radio así como subir o bajar el volumen de la misma.
• Comer o beber.
• Encenderse un cigarrillo así como ir fumando en general.
• Buscar cualquier tipo de objeto que se necesite en la guantera.
• Ir cantando o hablando con otro de los pasajeros.
• Ir mirándose en el espejo retrovisor interior para maquillarse.
Un pasatiempo
La distracción, por lo tanto, es algo que atrae la atención de una persona. Cuando alguien se distrae, deja de prestar atención a algo y la deriva hacia el nuevo punto de interés. Hay distracciones buscadas adrede, distracciones inofensivas y distracciones con consecuencias que pueden ser muy peligrosas.
En el primer grupo, podemos mencionar a los juegos o espectáculos que permiten la relajación y el descanso. En este caso, la persona busca, de manera conciente, distraerse para dejar de lado las preocupaciones cotidianas, al menos por un rato. Asistir a una obra de teatro, ver televisión o leer una revista son distracciones habituales.
Distracciones involuntarias
En el conjunto de las distracciones involuntarias, podemos encontrar distintas acciones que no tienen mayores consecuencias. Lavar dos veces un mismo pantalón, dejar el televisor encendido al salir de la casa o no saber dónde está guardada una camisa son distracciones menores.
Otras distracciones, en cambio, pueden resultar riesgosas y hasta fatales, como dejar solo a un bebé en una bañera con agua o lo ya mencionado de hablar por teléfono mientras se conduce un coche.