La primera acepción de documental que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario refiere a aquello vinculado a los documentos: escritos u otros materiales con datos fidedignos.
La gestión documental, en este marco, consiste en la administración de los documentos de una organización. A través de diversas normas y acciones, esta gestión busca facilitar el acceso a la información y garantiza la conservación de aquellos documentos que deben almacenarse.
También se llama documental a aquello que se sustenta a través de documentos reales. Por extensión, se conoce como documental al programa de TV o filme cuyo contenido refleja acontecimientos de la realidad.
Las películas documentales
Los documentales, por lo tanto, muestran investigaciones sobre sucesos verídicos o entrevistas a personas que no representan ningún papel (es decir, que no están actuando). A diferencia de la mayoría de las películas, los documentales no exhiben historias de ficción.
Hay que tener en cuenta, de todos modos, que el límite entre el documental y la ficción puede ser difuso. Existen documentales que incluyen representaciones de hechos reales o que recurren a actores para mostrar determinadas situaciones. Por otra parte, hay películas de ficción que imitan la estructura de los documentales, como los llamados falsos documentales o mockumentaries.
Michael Moore, un referente del siglo XXI
Uno de los documentalistas más famosos del siglo XXI es el estadounidense Michael Moore. Entre sus documentales se destaca «Bowling for Columbine», que ganó un Premio Oscar.
En este filme, Moore analiza un tiroteo que ocurrió en una escuela estadounidense y que dejó como saldo quince personas muertas, investigando sobre la violencia y el uso de armas de fuego en el territorio de Estados Unidos.
Desarrollo de un documental
Realizar un documental puede ser un proceso muy largo y complejo, ya que que suele fusionar el trabajo de varias personas de diferentes especialidades y requerir el desplazamiento físico para buscar la información. Por lo general, las personas con poca experiencia prefieren los documentales cortos, no precisamente porque sean fáciles, sino porque al menos pueden completarse en menos tiempo y con un presupuesto menor.
El primer paso para hacer un documental es elegir un tema. Cuanto más definido esté, mejor: nunca deberíamos escoger áreas como ser «la naturaleza» o «la ciudad», sino buscar cosas concretas como «los elefantes y la sequía» o «la contaminación en la ciudad», por ejemplo. Éste primer paso es crucial para el resto del trabajo, ya que si la idea inicial es demasiado ambiciosa, no podremos llegar al final y nuestro esfuerzo habrá sido en vano.
Observación y organización
Mirar otros documentales es algo que la mayoría de los documentalistas hacen naturalmente; de hecho, es a través del trabajo ajeno que solemos descubrir nuestra propia vocación. Sin embargo, hay quienes se muestran reacios a esto por miedo a atentar contra su propia originalidad. Lo cierto es que no alcanza la teoría para elaborar un proyecto de esta magnitud.
Dado que se trata de un trabajo organizado, debemos plasmar todas nuestras ideas en un documento escrito, además de nuestros objetivos y un esquema del guion que abarque las secciones principales. Una vez que este borrador nos satisfaga, podemos pasar al guion definitivo, y aquí se presentan nuevos desafíos: usar un lenguaje accesible pero efectivo, entretenido para el público pero también enriquecedor, con momentos cómicos y escenas dramáticas que generen tensión y suspenso, para darle movimiento.
En el documental se combina la palabra y la imagen, y por eso debemos evitar decir dos veces lo mismo: si el espectador ve una escena en la que se pone el sol, no necesita que el narrador la describa, a menos que sus palabras aporten información o ayuden a enlazarla con la siguiente. Del mismo modo, debemos hacer un buen uso de la cámara, aprovechando sus funciones y las técnicas disponibles.