El adjetivo eminente, cuya raíz etimológica se encuentra en la lengua latina (emĭnens), se utiliza para calificar a aquel o aquello que se destaca por alguna cualidad. La eminencia es la característica de quien es eminente.
Por ejemplo: «El eminente músico japonés visitará nuestro país para ofrecer tres conciertos en el Teatro Mayor», «El proyecto lo desarrollaremos con la colaboración de un eminente biólogo con mucha experiencia en este campo que nos brindará su apoyo», «En mi opinión, se trata de la mujer más eminente de la historia de la ciudad».
Stephen Hawking, un físico eminente
Por lo general se le dice eminente al individuo que sobresale del resto, ubicándose por mérito propio en un sitio superior. El inglés Stephen Hawking, por citar un caso, está considerado como un físico eminente por sus numerosos aportes al desarrollo de esta ciencia.
Las teorías de Hawking sobre los agujeros negros y las singularidades espaciotemporales le valieron más de una decena de doctorados honoris causa, numerosas medallas y una condecoración de la Orden del Imperio Británico como Comendador.
Doctorados honoris causa
A menudo se menciona el doctorado honoris causa cuando se habla de personas eminentes. Se trata de un título honorífico que otorga una universidad a aquéllos que se destacan en su campo. Cabe mencionar que no es requisito haber completado una carrera para recibir este reconocimiento, sino haber realizado una labor excelente en un ámbito profesional definido.
Para tomar como referencia un país en particular, en España esta distinción se otorga desde 1920. Las estadísticas señalan que del total de doctores honoris causa tan sólo el 15% son mujeres, una muestra más del trabajo que aún queda por hacer en nuestras sociedades para superar de una vez por todas la imposición del hombre.
Hay arquitectos, médicos, escritores, abogados y muchos otros expertos que pueden ser calificados como eminentes. En cualquier ámbito profesional, de hecho, es posible distinguir a las figuras eminentes que se convierten en fuente de consulta por sus conocimientos. A nivel social, se entiende que aquel señalado como eminente está capacitado para brindar consejos o sugerencias sobre su terreno de acción.
Lo eminente, algo elevado
La idea de eminente, por otra parte, puede usarse para aludir a algo que se encuentra elevado o que es alto. Las elevaciones del terreno, en el ámbito de la topografía, reciben el nombre de eminencias.
En este ámbito, la eminencia es una forma de litosfera (la capa sólida en la superficie de nuestro planeta que se caracteriza por ser muy rígida) y las partes que la componen son las siguientes: un pie o base, el plano en el cual comienza a elevarse el terreno; una o más cimas o cumbres, los puntos máximos de elevación; laderas o flancos, terrenos cuya inclinación varía y que se extienden desde el pie hasta la cima.
Sinónimos y antónimos
El término eminente pertenece a la categoría de los adjetivos calificativos, un tipo de palabra que sirve para describir un objeto, un ser vivo o un lugar. Es importante señalar que este tipo de adjetivos es el más usado en el habla cotidiana, dado que nos permite brindar a nuestros interlocutores más información acerca de los sustantivos que mencionamos en nuestro discurso.
Como sucede normalmente con los adjetivos calificativos, el vocablo eminente cuenta con varios sinónimos, que nos permiten elaborar textos de cierta extensión sin incurrir en la repetición. Veamos algunos de ellos a continuación: insigne, ilustre, célebre, notable, excelso, distinguido y superior; sus correspondientes antónimos son mediocre e insignificante. Tenemos también otro grupo de sinónimos, que sirven para la segunda acepción del término, según se menciona en un párrafo anterior: encumbrado, alto, prominente, elevado y sobresaliente; en este caso, los antónimos son hondo y bajo.