Empeñar es un verbo que hace referencia a la acción de dejar algo propio como garantía de la devolución de un préstamo o del cumplimiento de un compromiso. Una vez satisfecha la obligación, la persona vuelve a hacerse con el objeto empeñado.
Algunos ejemplos donde aparece el término son: “Si no consigo trabajo en las próximas semanas, voy a tener que empeñar las joyas de mi madre”, “Si necesitas conseguir dinero inmediato, empeñar es una buena opción”, “Marta se arrepintió de empeñar su televisor ya que ahora tiene dificultades para recuperarlo”.
El procedimiento de empeñar
El procedimiento a través del cual una persona empeña alguno de sus bienes se conoce como crédito prendario o crédito pignoraticio.
En esta transacción, el que empeña recibe un préstamo acorde al valor de la cosa dada en garantía (o empeñada). La misma es depositada por la entidad que concede el crédito a modo de seguro para el cumplimiento de la obligación. Si el deudor no cumple con sus obligaciones, este bien puede ser subastado o vendido para que la entidad prestamista obtenga los recursos que equivalen al pago del préstamo.
Un recurso contra la crisis
En una época en la que son muchos los países que se ven asediados por la crisis, los empeños se han vuelto sumamente corrientes. Ciertamente, la industria del empeño es una de las pocas que ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años.
Las grandes empresas prestamistas han vivido récords históricos de ganancias fiscales y, posiblemente, este incremento tiene un único protagonista el “Cash for Gold”. Es decir, el intercambio de oro por dinero metálico. Muchísimas personas han empeñado sus joyas familiares para obtener a cambio dinero en efectivo que las ayude a sobrellevar los embistes de la economía.
La crisis es una de las razones principales por las que se ha producido este repentino ascenso de la economía de empresas prestamistas; y quizás es hora de darles un poco de cabida a las ventajas que tienen este tipo de intercambios.
Pedir prestado sólo lo que se necesita puede ser una buena forma de asegurarse de que no se gastará más de lo necesario. Por otro lado, confiar en alguna empresa de empeño a veces suele ser más beneficioso que hacerlo en una entidad bancaria que nos consumirá con sus intereses. Por esta razón muchas personas se han vuelto fieles clientes de casas de empeño, donde pueden canjear sus garantías con una tasa aproximada del 80%.
Empeñar en distintas casas especializadas
Cabe mencionar también que existen diferentes tipos de casas de empeño; generalmente ligadas a uno u otro tipo de mercancía.
Por ejemplo, en algunas de estas empresas se pueden ofrecer joyas o bienes similares, en otras, es posible poner en garantía tu coche. Es decir, que teniendo en cuenta cuánto dinero hace falta y lo que hay para ofrecer en garantía, conviene dirigirse a una u otra casa de empeño.
Es importante que tener presente, al pensar en empeñar alguna pieza de valor, que se debe averiguar sobre la credibilidad del grupo en el que se confía y, sobre todo, sobre su solidez, a fin de no llevarse ninguna triste sorpresa que lleve a una situación de la que sea muy difícil salir.
Otros usos del concepto
En el habla coloquial el verbo empeñar también significa insistir con tesón en algo. Podemos decir, por ejemplo: “Voy a empeñarme para alcanzar la cumbre pese a que todos crean que voy a fracasar”, “El muchacho no abandonó el empeño aunque los resultados no fueron los esperados”, “No entiendo para qué te vas a empeñar en solucionar algo que, tarde o temprano, volverá a producirte problemas”.
También existe un tercer uso que verbal que sirve para expresar que se empleará un cierto período de tiempo en llevar a cabo una determinada acción. En ese sentido podemos decir, por ejemplo, “El artista empeñó cinco años en terminar la obra”, “Ricardo no comprende por qué empeñé tantos meses en completar el escrito”.