El envejecimiento es el acto y el resultado de envejecer: hacer o hacerse viejo o antiguo. De acuerdo al contexto, el término puede aludir a ciertos fenómenos en específico.
Cuando un ser vivo envejece, experimenta diversas alteraciones fisiológicas y morfológicas producidas por el paso del tiempo. En un sentido general el envejecimiento implica una pérdida de las capacidades: el organismo, por el desgaste, presenta dificultades progresivas para defenderse, reaccionar, adaptarse, etc.
Desde hace varias décadas se está registrando un envejecimiento de la población mundial vinculado al incremento de la esperanza de vida, la caída de las tasas de fecundidad y la disminución de los niveles de mortalidad. Esto deriva en un aumento de la edad promedio de la humanidad.
Dado que la gente vive más años y, de manera simultánea, cada vez nacen menos personas, se produce la tendencia del envejecimiento poblacional. Esto genera diversos desafíos sociales y económicos ya que crece el número de jubilados y retirados a los cuales el Estado debe prestar servicios, incrementándose por lo tanto el presupuesto estatal.
Los seres humanos llevamos vidas que poco tienen en común con las de nuestros antepasados más remotos. Incluso aquellas personas que viven en entornos rurales suelen usar todo tipo de máquinas y tecnologías artificiales, sin olvidarnos de las casas fabricadas a base de cemento, ladrillo y otros materiales que no pueden encontrarse en la naturaleza. Esto tiene muchos beneficios a corto plazo, pero puede derivar en una serie de perjuicios cuando llegamos a la tercera edad.
Dado que la mayoría de la gente no practica deportes de forma rutinaria, su estado físico en la vejez suele ser muy pobre, y esto deriva en todo tipo de problemas en los huesos y los músculos, además de trastornos que no parecen estar relacionados directamente pero que surgen o empeoran en gran parte por la falta de actividad física. Si todos mantuviéramos nuestro organismo sano y en constante movimiento, el envejecimiento no sería algo devastador.
Llegar a los setenta u ochenta años con problemas en los huesos, con dolores en varias partes del cuerpo, con cataratas u otros trastornos en la visión, con sordera, calvicie y algunos de las tantas condiciones que suelen afectar a los ancianos es sin lugar duda una especie de pesadilla que cualquier persona en su sano juicio haría lo posible por evitar. Sin embargo, no todos enferman en la vejez, y uno de los secretos es la buena alimentación.
Muchos expertos aseguran que alimentarse exclusivamente de productos vegetales es la clave para una vida sana y plena, lejos de la violencia que acarrea la explotación animal y de las enfermedades asociadas con la carne, el huevo y la leche. La alimentación vegetariana conduce a una vida más tranquila, ya que el organismo se encuentra más limpio y la digestión se lleva a cabo de forma fluida.
El envejecimiento es un fenómeno natural e inevitable, que todo ser vivo debería estar preparado para atravesar. Nosotros, sin embargo, le tememos y buscamos la manera de combatirlo, como si se tratase de una enfermedad. Los tratamientos antienvejecimiento son el ejemplo más claro, y en este grupo entran todo tipo de intervenciones médicas que hacen lo posible por retrasar la aparición de los signos típicos del paso del tiempo.
La idea de envejecimiento también puede aplicarse a distintos productos y objetos. El envejecimiento del vino y de otras bebidas alcohólicas, por ejemplo, es un proceso buscado para que el líquido alcance ciertas propiedades derivadas del correr de los años.
El envejecimiento de los recursos tecnológicos, por otra parte, tiene lugar cuando las computadoras (ordenadores) y otras máquinas quedan obsoletas por la aparición de nuevos dispositivos con mayores prestaciones. Esto quiere decir que las máquinas viejas ya no resultan útiles o eficientes.