Una escoba es un instrumento que se utiliza para barrer: es decir, para limpiar una superficie arrastrando la suciedad. Las escobas disponen de un palo alargado que funciona a modo de mango, en cuyo extremo inferior hay fibras o ramas.
Instrumento de limpieza
La escoba se usa para barrer una superficie, es decir, limpiarla de polvo y otros elementos que la cubran contra la voluntad de su dueño. Para barrer, la persona debe sujetar el palo y desplazar las fibras o ramas por el suelo. De este modo, los filamentos empujan el polvo, las pelusas, etc., que pueden amontonarse en un lugar para luego recogerse con una pala. Otra posibilidad es simplemente arrastrar los residuos hacia afuera del ambiente.
Las escobas ocupan un espacio importante en la cultura y en las tradiciones. Muchas veces, en la ficción, las escobas son elementos que usan personajes femeninos que se ven obligados a realizar tareas domésticas, como Blancanieves y Cenicienta.
El juego de naipes
Escoba, por otra parte, es el nombre de un juego de naipes que puede enfrentar a dos o a cuatro jugadores. El objetivo es llegar a quince puntos, por lo cual el juego también es conocido como escoba de quince.
Para jugar a la escoba suele usarse la baraja española, quitando del mazo las cartas 8 y 9. Cada carta vale el número que lleva, excepto la sota (con un valor de 8), el caballo (9) y el rey (10).
Los jugadores reciben tres cartas, mientras que cuatro cartas se dejan boca arriba en la mesa. A su turno, el participante debe poner una de sus cartas sobre la mesa, intentando sumar quince puntos con esa carta más las que pueda aprovechar de aquellas que están expuestas. Si suma quince, recoge esas cartas y deja las sobrantes. Si no logra sumar quince, tiene que desprenderse de una carta que debe colocar boca arriba.
Las brujas
Las escobas también se vinculan a las brujas. En este caso, suele contarse que ellas utilizan escobas mágicas como medio de transporte volador. La relación entre las brujas y las escobas tiene sus raíces en la mitología, la superstición y la cultura popular, particularmente en la tradición europea.
A lo largo de la historia, las brujas han sido representadas en la imaginación colectiva como mujeres malvadas que practican la magia y el ocultismo, y una de las imágenes más icónicas asociadas con ellas es la de volar en escobas. Esta asociación se remonta a la época de las persecuciones de brujas en Europa durante los siglos XVI y XVII. Las personas acusadas de brujería eran sometidas a juicios que solían derivar en una condena a muerte. Se creía que estas mujeres hacían pactos con el diablo y utilizaban objetos mágicos para llevar a cabo sus hechizos y vuelos nocturnos.
Se cree que la idea de volar en escobas se originó en la antigua Europa, donde las mujeres participaban en rituales paganos que incluían el uso de bebidas alucinógenas elaboradas con hierbas y plantas. Se untaban una mezcla de estas sustancias en las palmas de las manos, las plantas de los pies y otros puntos sensibles de su cuerpo, y luego se frotaban con escobas para permitir que las sustancias fueran absorbidas por su piel. Esto a menudo se hacía en lugares remotos durante la noche, lo que llevó a la creencia de que las brujas volaban en escobas para asistir a sus reuniones secretas.
Además, la escoba se convirtió en un símbolo de la brujería debido a su asociación con la limpieza y la purificación. Se creía que las brujas volaban en sus escobas para limpiar sus almas o liberarlas de influencias malignas. Aunque en la actualidad estas imágenes se hayan popularizado y desmitificado en gran medida, la conexión entre estos elementos ha perdurado en la cultura popular y en la iconografía relacionada con la brujería. Hoy en día, las brujas y las escobas siguen siendo temas recurrentes en cuentos de hadas, películas, series de televisión y disfraces de Halloween.