En el latín es donde se encuentra el origen etimológico del término esfuerzo que ahora nos ocupa. En concreto, podemos determinar que es el fruto de la suma de varios componentes léxicos de dicha lengua:
-El prefijo ex-, que significa «hacia fuera».
-El adjetivo fortis, que es sinónimo de «fuerte».
-El sufijo -o, que se utiliza para indicar «acción y efecto».
Qué es el esfuerzo
El concepto de esfuerzo se emplea con referencia al uso intenso de la fuerza, el vigor o la mente para alcanzar un objetivo o superar determinados obstáculos. Por lo general, esforzarse resulta imprescindible para conseguir éxito.
Por ejemplo: «Atravesamos momentos difíciles, pero con mucho esfuerzo logramos salir adelante», «El campeón ganó con esfuerzo en su debut en el torneo», «Hice un esfuerzo grande para levantar esas cajas y ahora me duele la cintura».
Una acción física o un proceso intelectual
El esfuerzo puede vincularse a una acción física. Supongamos que una persona que viaja en colectivo (autobús) a su trabajo queda atrapada en una congestión vehicular. Para evitar llegar tarde y ser castigada, decide completar el trayecto que le falta a pie. En este marco, apurada por el reloj, se ve forzada a correr. El cumplimiento del horario, en definitiva, le demanda un esfuerzo.
La idea de esfuerzo también puede aludir a la utilización intensiva de las facultades mentales. Un joven puede no saber cómo resolver un problema matemático luego de leerlo en una primera instancia. Sin embargo, con esfuerzo y luego de analizar detenidamente sus premisas una y otra vez, consigue llegar a la solución.
La resistencia y la resiliencia también son términos que se vinculan a la noción de esfuerzo, asociándose a la capacidad de adaptación y a la perseverancia: «¡Ya falta poco para que completes tus estudios! Un esfuerzo más y te graduarás», «Por favor, has un último esfuerzo y ayúdame a terminar el plato», «El joven tuvo que hacer un esfuerzo para no caerse de la bicicleta por el viento».
Prueba de esfuerzo
De la misma manera, no podemos pasar por alto el hecho de que dentro del ámbito de la salud se utiliza la palabra que nos ocupa. En concreto, en ese campo se habla de lo que se conoce como prueba de esfuerzo.
Exactamente bajo ese término se halla un examen, también llamado ergometría, que tiene como objetivo valorar una enfermedad cardíaca que ya está diagnosticada o que está siendo analizada y estudiada en ese momento, como puede ser una afección de tipo coronario. Para alcanzar esa meta lo que se hace es que el paciente pueda demostrar su resistencia física a través de distintos ejercicios.
Y es que esos ejercicios van a dejar patente síntomas que no aparecen en la persona en cuestión cuando se encuentra en reposo, pero que sí surgen cuando realiza algún tipo de actividad física.
Gracias a esta mencionada prueba se podrá saber si el corazón late de forma regular, si la persona en cuestión sufre palpitaciones, ver cómo reacciona el corazón ante los fármacos de un tratamiento… Asimismo, el paciente durante la misma tendrá que advertir al profesional sanitario en cuestión de si se está mareando o si le duele el pecho.