Esmerilado es un término que procede del verbo esmerilar: tratar algo con esmeril o con una sustancia similar. El esmeril, por su parte, es un mineral oscuro y muy duro que se utiliza para pulir y deslustrar.
Este mineral está formado por corindón como componente principal, aunque también incluye rutilo, magnetita y otros elementos. El esmeril industrial, además, puede incluir compuestos sintéticos como el sílice y la magnesia.
El esmerilado se logra al pulimentar un vidrio, un metal o una piedra preciosa con esmeril. De acuerdo a cómo se aplica y en qué tipo de producto, se obtienen distintos resultados.
Un vidrio esmerilado, por ejemplo, es traslúcido, aunque impide ver con nitidez aquello que está detrás de él. Es decir que posibilita que la luz se disperse, pero afecta la visibilidad.
Los vidrios esmerilados tienen diferentes usos. Muchas veces se emplean estos vidrios para ganar privacidad. También pueden usarse con intención decorativa o para lograr la distribución uniforme de la luz en determinados contextos y ámbitos.
En ocasiones, el esmerilado se logra con la aplicación de un film sobre el vidrio. Este film esmerilado es autoadhesivo: se trata de una lámina que se pega y que luego puede removerse, a diferencia de lo que ocurre cuando el esmerilado se realiza puliendo el vidrio en sí mismo. El efecto es similar, permitiendo que la luz atraviese el vidrio pero, a su vez, otorgando privacidad.
Para eliminar parte del material de una superficie hasta dejarla totalmente lisa y preparada para diferentes aplicaciones existen tres mecanismos: el lapeado, el pulido y el esmerilado, cada uno de los cuales deja ciertas deformaciones en la muestra resultante. Se trata de tres procesos que buscan cumplir los siguiente objetivos:
* todos los elementos estructurales deben conservarse;
* no deben quedar deformaciones importantes ni arañazos en la superficie;
* la muestra no debe presentar objetos extraños como resultado del proceso de abrasión;
* el resultado debe ser una superficie muy reflectante y plana;
* es importante apuntar al precio más bajo e imprescindible que las muestras se puedan reproducir con exactitud.
En el proceso para eliminar el material sobrante de forma mecánica, el primer paso es precisamente el esmerilado. El objetivo es conseguir que las partes dañadas o deformadas se vuelvan lisas y reducir al mínimo el porcentaje de deformación adicional, de manera que al pasar al pulido se puedan eliminar los últimos defectos, todo en el menor tiempo posible. Para el esmerilado se hace uso de unas partículas abrasivas (se llaman granos abrasivos cortantes) que generan virutas de la muestra. La tasa de eliminación que logra el esmerilado es muy alta.
El esmerilado se compone de dos procesos bien definidos: el esmerilado plano y el fino. Por lo general, el plano es el primero en llevarse a cabo, ya que nos da la garantía de que todas las superficies de muestra tengan un acabado similar, independientemente de su estado y tratamientos previos. Esto se logran en parte a causa de que todas las muestras se ubiquen sobre un soporte al mismo tiempo, para controlar en todo momento que todas alcancen el mismo nivel antes de pasar al esmerilado fino.
El esmerilado fino busca finalizar el trabajo que se comienza con el plano, de manera que la superficie quede lista para el pulido. Si bien puede llevarse a cabo con papeles especiales, se prefieren las superficies compuestas para que el proceso sea más fácil y efectivo. Las mismas son discos de una gran dureza que se fabrican con un material compuesto que ofrece un mejor resultado que las láminas de papel.
Cabe destacar que también se llama esmerilado a la utilización del esmeril para afilar y dar forma a distintos instrumentos de corte.