El estoicismo es la capacidad o la fuerza de voluntad de un individuo para controlar sus sentimientos o emociones. Alguien estoico, por lo tanto, se mantiene firme ante la adversidad. Por ejemplo: “La mujer mostró estoicismo frente a la tragedia”, “Hay que tener estoicismo en el plano de los negocios si se quiere progresar”, “Cuando me tocó quedar fuera del equipo, lo acepté con estoicismo”.
La noción de estoicismo también se utiliza para denominar a una escuela filosófica que fundó el griego Zenón de Citio unos trescientos años antes de Cristo. La doctrina estoica impulsaba el dominio de las pasiones que generan perturbaciones, apelando para esto a la razón y a la virtud personal.
Principios del estoicismo
De acuerdo al estoicismo, la clave de la felicidad se encuentra en la ataraxia: el equilibrio que se logra cuando no existen las turbaciones. Para alcanzar la ataraxia, el individuo debe mantenerse ajeno a las vicisitudes materiales y tiene que abstenerse de realizar juicios.
El estoicismo dudaba de la existencia del conocimiento sensible ya que la percepción depende del sujeto: por eso, ante las diversas situaciones que atraviesa una misma persona o los factores que inciden en el objeto, resulta imposible que exista una reproducción inmediata de una cosa.
El estoico, por lo tanto, pretendía vivir de acuerdo a la razón y libre de pasiones. Dado que el estoicismo entendía la pasión como una desviación de la naturaleza racional del ser humano, invitaba a dominar las reacciones mediante el autocontrol. Por eso fomentaba una vida en sintonía con las leyes naturales.
Pigliucci, referente de la corriente en la actualidad
Una de las figuras actuales del estoicismo es el profesor de filosofía Massimo Pigliucci, nacido en Italia en el año 1964, quien trabaja en el sistema universitario norteamericano denominado City University of New York. En su libro titulado Cómo ser estoico, publicado por la editorial Ariel, nos brinda una serie de consejos para aprovechar esta corriente de pensamiento nacida tres siglos antes de Cristo para vivir mejor.
Según Pigliucci, no hay un solo modo ni un grupo de doctrinas a seguir para respetar las bases del estoicismo, y esto lo diferencia claramente de ciertas religiones. Los estoicos se mueven por la vida combinando una serie de prácticas y técnicas que van encontrando en su propia experiencia personal, y así van construyendo sus caminos de manera individual.
El estoicismo de hoy
Para vivir el estoicismo en el siglo XXI, el autor ofrece ciertos «ejercicios espirituales» que podemos aplicar en nuestro día a día, como ser los siguientes:
* templanza: se trata de la reflexión acerca de la naturaleza fugaz de las cosas. Esto se debe practicar con un especial enfoque en las cosas más preciadas para uno, en esas que más nos benefician o que más valoramos, para entender que todo y todos dejan de existir tarde o temprano;
* anticipación: es bueno contemplar las potenciales consecuencias de nuestros planes, para impedir que nos sorprendan. De esta manera, tendremos más control sobre las situaciones difíciles;
* autocontrol: no debemos ser cómplices de quienes intentan herirnos, ya que su provocación sólo puede funcionar si nosotros lo permitimos. Los impulsos pueden conducirnos a nuestra perdición, y por eso debemos controlarlos intentando pensar en frío justo antes de tomar las decisiones más importantes;
* solidaridad: el estoicismo busca una vida armoniosa con nuestro entorno, y por eso propone empatizar con el dolor ajeno, como si se tratara del propio;
* observación: el ser humano tiende a opinar con mucha más frecuencia que a observar en silencio, y esto le impide enriquecerse. Es muy importante encontrar el contenido antes de compartirlo, decir solamente cosas que puedan servir algún propósito, en lugar de gastar saliva y energía tapando el silencio, uno de nuestros recursos más valiosos.