Se denomina etología al estudio del comportamiento de las personas o de los animales. Se trata de una disciplina científica orientada al análisis de la conducta y el carácter.
En psicología y en zoología
La etología, por lo tanto, puede enmarcarse en el área de trabajo de la psicología o de la zoología. Al experto en estas cuestiones se lo conoce como etólogo.
Es importante tener en cuenta, de todas maneras, que la etología suele vincularse al comportamiento animal con relación a su medio. Si bien al ser humano se lo puede considerar como un animal y, por lo tanto, forma parte del objeto de estudio de la etología, en este caso suele hablarse de etología humana como una rama diferenciada de la psicología.
A nivel general, la etología investiga el instinto, las acciones innatas, las actividades aprendidas y la relación entre las especies y el ambiente. Así se pueden generar conocimientos sobre los vínculos sociales, el apareamiento y la agresividad de los animales, por mencionar algunas posibilidades.
Objetivos de la etología
Uno de los objetivos de la etología es determinar la causa de un comportamiento. Dicho motivo puede ser interno (fisiológico) o externo (social). En este sentido, la etología se concentra en el comportamiento para descubrir si es algo dado por la genética o, en cambio, si es aprendido. Muchas veces, de todos modos, se combina lo innato con el resultado de un aprendizaje.
Otro foco de interés para la etología es la conciencia de los animales. Los especialistas intentan definir si las especies que estudian cuentan con diversos niveles de conciencia incluso cuando no son seres humanos. Esto genera un debate hasta el momento imposible de concluir, y que muchos consideran injusto, ya que acepta únicamente el punto de vista de nuestra especie para juzgar a las demás.
Historia
Para comprender los orígenes de la etología debemos remontarnos a comienzos del siglo XX, cuando apareció la denominada psicología comparada, la cual se centraba en estudiar las capacidades y la conducta de las diversas especies animales, incluyendo la nuestra. En este marco, debemos hablar del conductismo, un estudio experimental que no incluía la introspección ni la conciencia. Los especialistas de este campo usaron la psicología comparada hasta 1973, cuando la etología comenzó a cobrar más importancia.
El hito que cambió la visión sobre la etología fue la entrega del Premio Nobel a Kiko Tinbergen, Karl R. von Frisch y Konrad Lorenz por su trabajo acerca de la conducta animal. A partir de entonces, la psicología comparada comenzó a formar parte de la etología, la cual ascendió al rango de ciencia en toda regla. En el continente europeo, esta investigación se centró en el instinto y los estudios de campo. Entre los trabajos más destacados podemos mencionar los siguientes: Tinbergen y su estudio sobre el instinto de los peces; von Frisch y la comunicación de las abejas; Lorenz acerca de los gansos y la impronta.
Pilares de la etología
En primer lugar, la etología se enfoca en las causas que influyen directamente en el comportamiento de las especies, las cuales pueden ser internas o externas, como se menciona más arriba. Estos dos puntos de vista se oponen y, dependiendo del estudio, se «anulan» mutuamente, ya que no tienen en cuenta los motivos del otro.
El desarrollo es otro de los puntos claves de la etología. En este caso, se trata de incluir las situaciones pasadas para entender las presentes, como una sucesión inevitable de eventos. Otro pilar es la evolución, más precisamente la selección de ciertos comportamientos, intentando entender las ventajas que supone para la especie. Por último tenemos la filogenética, que intenta averiguar en qué punto de la evolución de una especie dada aparece cada comportamiento.