La noción de eventual permite calificar a lo que se encuentra subordinado o atado a un evento. Los eventos, en tanto, son acontecimientos: puede tratarse de hechos trascendentes o de sucesos fortuitos.
Por lo general, lo eventual es algo pasajero, transitorio o efímero debido a que está asociado a circunstancias específicas. En este sentido, es lo opuesto a permanente, fijo o constante.
El concepto en el ámbito laboral
Se denomina trabajador eventual a aquel que realiza una actividad en una empresa de forma provisional. Dicho trabajador, por lo tanto, no integra el plantel estable de la compañía en cuestión.
El personal eventual suele ser contratado para satisfacer necesidades transitorias o extraordinarias. A diferencia de lo que sucede con los empleados permanentes, en este caso la relación laboral está circunscripta a la prestación del servicio: cuando se completa el trabajo previsto, finaliza el vínculo.
El dolo eventual
En el terreno del derecho, se denomina dolo a la intención de realizar un delito, ya sabiendo que el acto en cuestión es ilícito. Según las características del hecho, el dolo es calificado de diferente forma.
Cuando hay un dolo eventual, el responsable no tiene la voluntad directa de incurrir en un determinado delito, pero sí ha sopesado que su accionar podía producir el mismo. Dicho de otro modo: el sujeto entiende que su conducta puede provocar un daño, pero aun así sigue adelante.
El dolo eventual se establece si, para el juez, el imputado tomaba como posible el resultado de su acción. Por lo tanto, la persona decide voluntariamente ejecutar el acto conociendo su potencial efecto.
Tomemos el caso de un hombre que, en medio de una discusión, opta por golpear a su interlocutor en la cabeza. Por el golpe, la víctima cae inconsciente y finalmente fallece horas más tarde. Aunque el atacante no tenía intención de cometer un asesinato, sabía que su agresión podía llegar a ser letal. Por eso un tribunal podría concluir que hay dolo eventual.
Una posibilidad
En ciertos contextos, el adjetivo eventual alude a una posibilidad. Generalmente se plantea aquello que se considera eventual a modo de hipótesis, para luego indicar cómo se procedería si el suceso se concreta.
Analicemos la siguiente expresión: “Ante una eventual renuncia del entrenador, el presidente del club ya tiene definido a quién desea contratar como reemplazante”. Como se puede apreciar, la renuncia del actual entrenador de un equipo no se efectivizó, aunque podría llegar a producirse (por los malos resultados del conjunto, por un problema familiar del protagonista o por cualquier otro motivo). El presidente de la institución, así, ya tiene en cuenta a quién convocaría como sustituto si la eventual renuncia se materializa.
Veamos otro caso: “El gobierno anunció que cerrará las fronteras frente a un eventual rebrote de COVID-19”. En esta situación, las autoridades de un país tienen un plan previsto si se llega a generar una determinada situación epidemiológica.
Para que se haga referencia a algo eventual en este sentido, tiene que existir una cierta probabilidad de realización. Nadie barajaría el eventual retiro de un tenista de 24 años que se encuentra entre los tres mejores del ranking mundial y goza de buena salud, ya que no se supone que el deportista abandone su carrera en esta instancia.