El vocablo latino excavatio llegó al castellano como excavación. La noción refiere al acto y el resultado de excavar: realizar un agujero, un bache, un orificio o una zanja. Esta acción implica extraer material o parte de la masa de un sólido, quitándolo de donde estaba.
Por ejemplo: “El juez ordenó una excavación en el jardín de la casa para tratar de hallar los restos de la víctima”, “Los investigadores sugirieron realizar una nueva excavación en la región ya que podría haber más fósiles enterrados”, “La excavación más reciente ha permitido revelar varias salas del palacio romano”.
La excavación es uno de los procedimientos más frecuentes en la arqueología y en la geología. De este modo se pueden desenterrar objetos del pasado y sacarlos a la luz.
Cuando se desarrolla una excavación, se remueven capas de terreno en el orden inverso a su formación (ya que las capas más cercanas a la superficie son las menos antiguas). La excavación siempre implica un cierto grado de destrucción debido a que la posición original de los sedimentos deja de existir.
Los procesos de excavación se vinculan a la estratigrafía: el estudio de los estratos. En algunas zonas, conviven bajo tierra elementos de distintas épocas; por eso es importante detectar y distinguir los diversos estratos y así determinar cuál es la pertenencia de cada objeto.
Más allá de la arqueología, las excavaciones también se realizan para construir sótanos y para desarrollar otras clases de obras. En el marco de la ingeniería y la arquitectura, excavar supone extraer volumen de suelo.
Dados los avances tecnológicos relacionados con esta actividad, es posible realizar una excavación de manera manual o utilizando cierta maquinaria, y esto depende principalmente del tipo de suelo en el que se desee trabajar. También entran en juego otras cuestiones para organizar el trabajo, como ser las pendientes, los niveles, las cotas y las dimensiones, según se indiquen en los planos.
Para llevar a cabo una excavación son necesarios varios materiales y herramientas diferentes, y lo normal es que los obreros los sitúen junto al sitio de trabajo, para impedir que interfieran con sus actividades. Un concepto relacionado con las excavaciones es el nivel freático, es decir el nivel superior de cualquier acuífero; si éste es muy alto, entonces se vuelve importante utilizar un equipo de bombeo. Con respecto a la altura, se deben usar entibados para evitar potenciales deslizamientos de las paredes en excavaciones de altura superior a los 2 metros.
Existe una larga lista de riesgos que dificultan el trabajo de los excavadores, y por eso debe ser estudiada con sumo cuidado antes de dar comienzo a cualquier proyecto, para tomar los recaudos necesarios en cada caso; entre los más comunes se encuentran los siguientes:
* caídas, tanto al nivel inicial como al fondo de la excavación;
* desprendimiento de rocas, tierra o cualquier otro material de trabajo;
* que se derrumbe el terreno o los edificios que colindan con él;
* que los obreros queden atrapados;
* inundaciones;
* lesiones a causa de accidentes con las herramientas o los objetos de trabajo;
* choques de vehículos;
* vuelco de las máquinas;
* exceso de ruido por períodos prolongados, que provoquen daños en el personal;
* contacto directo con gas o electricidad, o incluso filtraciones de agua, a causa de la destrucción involuntaria de canales subterráneos.
Cuando se realiza una excavación en una sepultura, se debe proceder de forma metódica a tomar el contenido prestando especial atención al estado de los cadáveres, dejando un registro de sus posiciones y conservando todos sus restos óseos. Además, es obligatorio hacer el trazado de la planta y el alzado, tomando nota de la técnica de construcción utilizada.
