Expeler es un término que proviene del vocablo latino expellĕre. El concepto hace alusión a expulsar: lanzar, despedir, arrojar.
Excretar una sustancia
Lo habitual es que expeler refiera a hacer que algo salga del interior de una cosa. El uso más frecuente de la noción se vincula a excretar una sustancia que se encontraba dentro del organismo.
En contexto
Por ejemplo: “Al expeler pequeñas gotas cuando hablamos, todas las personas podemos contagiar el coronavirus en una conversación”, “Te pido que trates de no expeler el humo de tu cigarrillo en mi cara”, “Por expeler metano durante su proceso digestivo, el ganado rumiante es señalado como uno de los responsables del calentamiento global, ya que se trata de un gas de efecto invernadero”.
La primera oración describe una acción involuntaria, que en la mayoría de los seres humanos pasa desapercibida ya que el volumen de las gotas es minúsculo. Cuando hablamos o cantamos, es inevitable expeler saliva. Sin embargo, esto solamente puede representar un problema si estamos enfermos, ya que de lo contrario nuestro interlocutor no recibe ningún perjuicio al entrar en contacto con nuestra saliva.
El segundo ejemplo habla de uno de los grandes problemas de la sociedad que aún no hemos conseguido resolver: los fumadores pasivos. El tabaco es una sustancia adictiva, que resulta perjudicial no sólo para quienes lo consumen directamente, sino para su entorno. De este modo, cuando un fumador no se coloca a una distancia prudencial de los demás, los obliga a recibir el humo que él expele con cada pitada.
Finalmente tenemos otro de los problemas más relevantes: el calentamiento global. En este caso se señala una de las razones principales, que es la cría de animales de granja. Muchos especialistas recomiendan dejar atrás el consumo de carne y centrarnos en una dieta completamente vegetariana, para reducir de forma drástica nuestro impacto negativo en el medio ambiente y aprovechar los recursos naturales de manera óptima.
Gotículas involuntarias
Un ser humano puede expeler de manera involuntaria microgotas de saliva y moco por su boca y su nariz al hablar, toser y estornudar. Estas gotículas pueden transmitir una enfermedad, ya que si el sujeto sufre una infección, es posible que la propague a través de esas gotas. Es por eso que, en el marco de la pandemia de coronavirus que provocó millones de casos de COVID-19 en todo el mundo, los médicos y los expertos en infectología le piden a la población que utilice mascarilla o tapaboca (cubreboca): las gotas minúsculas que se expelen, de este modo, son bloqueadas y no llegan a otros individuos.
Dicho todo esto, muchas personas se niegan a usar mascarilla en espacios cerrados, como ser tiendas, asegurando que tienen problemas de salud incompatibles o que el gobierno intenta manipularlos por medio de tal imposición. En cualquier caso, ponen en riesgo la salud de quienes siguen las indicaciones oficiales.
Expeler dióxido de carbono
Gracias a la respiración, por otra parte, una persona puede recibir oxígeno y expeler dióxido de carbono. El sistema respiratorio está preparado para inhalar y exhalar aire de manera constante: así se aprovecha el oxígeno incorporado, que la sangre distribuye por todo el organismo, y se expulsa el dióxido de carbono que es un desecho resultante de los procesos celulares.
La respiración es una acción involuntaria, necesaria para la vida. En una situación ideal, se da el proceso tal y como se describe en el párrafo anterior, pero si sumamos la contaminación ambiental a la ecuación, surgen complicaciones. El aire que respiramos raramente es puro, a menos que vivamos en un espacio natural virgen, muy alejado de las ciudades. Con la evolución, nuestro organismo continúa adaptándose a la presencia inevitable de contaminantes en el aire, pero no al punto de evitar completamente sus perjuicios.