El adjetivo flamígero designa aquello con apariencia de llama.
Flamígero es aquel o aquello que expulsa llamas: una masa gaseosa que se encuentra en combustión, emitiendo luz. Se trata de un adjetivo que se originó en el latín flammĭger.
La noción también se emplea para aludir a lo que imita la apariencia de la llama. Otro uso del concepto es simbólico y se vincula a algo incendiario (en el sentido de polémico, controvertido o escandaloso).
TemasAlgunos ejemplos
Veamos algunos ejemplos de este término en contexto: “El artista impactó al público con un espectáculo flamígero de alto riesgo”, “La tierra rojiza le da a la montaña un aspecto flamígero”, “No es una época para discursos flamígeros; creo que los dirigentes deberían tratar de pacificar a la sociedad”.
Dedo flamígero
Dedo flamígero es una expresión que hace referencia al poder o la decisión de quien señala a alguien para denunciarlo o atacarlo con la intención de hacer justicia. En este marco también se habla de índice flamígero.
Una de las características de quien exhibe este comportamiento es el privielgio social, una posición acomodada que le permite acusar a los demás, condenarlos por sus actitudes y hundirlos en la vergüenza. Podríamos decir que, de alguna manera, el dedo flamígero es propio de una persona con rasgos tiránicos y dictatoriales, que decide por sobre la voluntad de los demás quién debe o puede existir, cómo deben actuar, qué se puede decir y cuándo.
La idea de la llama que suscita el término flamígero en esta expresión surge del daño que puede causar «este dedo» al señalar a sus víctimas. Así como el fuego deja marcas imborrables en la piel, una acusación pública puede afectarnos de por vida, dejarnos en evidencia frente a nuestro entorno, sin importar si somos o no culpables.
Gótico flamígero
Gótico flamígero es el nombre de una etapa o una división del arte gótico. Forma parte del gótico tardío, que se desarrolló sobre todo en el siglo XV.
La denominación de gótico flamígero obedece a las ornamentaciones asimétricas que se inspiran en las llamas. Este estilo se luce en castillos, palacios, lonjas, iglesias y otros edificios monumentales.
En el gótico flamígero abundan las curvas y las contracurvas, aparecen las torres con flechas y chapitel y se privilegia lo decorativo por encima de lo estructural. La Abadía de San Ricario, en la comuna francesa de Saint-Riquier, es un ejemplo de la arquitectura del gótico flamígero.
Espada flamígera
La espada flamígera tiene una hoja con ondulaciones, una característica que la asemeja a una llama. Otro nombre por el que se conoce esta arma es espada ondulada. Si bien su función era fundamentalmente ornamental, también se aprovechó en el campo de batalla.
Existen varios tipos de espadas flamígeras, pero las más conocidas son la zweihänder (que se sostiene con ambas manos), y la espada ropera (nombre que se acuñó durante el Renacimiento para aquélla que tiene la hoja larga y recta, y que se empuña con una sola mano). El nombre de esta última también hace referencia a su naturaleza decorativa, ya que se consideraba un accesorio de la ropa.
Las hojas onduladas caracterizan las espadas flamígeras.
Por otra parte tenemos la flambard, que se esgrime a dos manos. Se conoce también como flammard o Flammenschwert. La principal diferencia con la zweihänder reside en ciertas características específicas de la hoja, ya que coincidieron en la misma época, el siglo XVI, y fueron usadas por los soldados dobles (Doppelsöldner), nombre que hace referencia a que cobraban el doble de dinero que los rasos.
La flamberga es una espada que se fabricó en varios tamaños y se caracteriza por las vibraciones que transmitía a la del oponente al frenar sus ataques. Esto se producía por la fricción que sumaban sus ondulaciones, la cual ralentizaban el contacto entre las dos armas. Además, dado que entre el extremo de una onda y el de la siguiente es mayor que la anchura de una espada normal, causaban heridas más importantes a pesar de su ligereza.
