Los fondos de inversión son instrumentos de ahorro. Se trata de un patrimonio que se forma con los aportes de un grupo de personas que invierten su capital en búsqueda de rentabilidad. Lo que hace el fondo es reunir el dinero aportado por todos los participantes, para que una entidad se encargue de su gestión y administración.
Los fondos suelen diversificar las inversiones, de modo tal que se destina a activos monetarios, acciones, bonos y otros instrumentos financieros. De esta manera, el capital de los participantes se encuentra más resguardado.
Funcionamiento de un fondo de inversión
El funcionamiento de un fondo de inversión puede entenderse del siguiente modo. El ahorro de cada persona se destina al fondo, con lo que se crea un gran patrimonio común. Dado el tamaño de este patrimonio, los ahorristas alcanzan un poder de negociación que sería imposible de obtener si invirtiera cada uno por su cuenta.
Los especialistas reconocen varias ventajas a los fondos de inversión. Por lo general, no requieren de grandes cantidades de dinero para ingresar. Por otra parte, se encuentran bien regulados y sus suscripciones son fáciles de comprar y de vender. Por último, los fondos de inversión son gestionados de forma profesional, lo que supone una ventaja para el ahorrista que no tiene grandes conocimientos de finanzas.
En cuanto a la historia de los fondos, su origen más lejano se remonta al siglo XVII, con las administratie kantooren en Holanda. Por supuesto, dichos mecanismos eran muy diferentes a los actuales. Recién en 1957 aparece el primer fondo de inversión tal como lo conocemos en la actualidad.
Clasificación según el tipo
Existen diversos tipos de fondos de inversión, los cuales responden a la normativa vigente en la legislatura de cada país.
El Fondo de Inversión Libre (FIL) y el Fondo de Fondos de Inversión Libre (FFIL) son conocidos como la versión castellana de los Hedge Funds y pueden diferenciarse claramente del resto de fondos más tradicionales porque otorgan una mayor flexibilidad a los clientes, sobre todo en lo referente a endeudamiento, periodicidad en el cálculo del valor de liquidación y las comisiones. Los segundos, además, son fondos en los que se invierte el patrimonio de otros fondos de inversión libre.
El Fondo de Inversión Inmobiliario (FII) se caracteriza por estar preparada para recibir inversiones sobre diferentes inmuebles, desde viviendas y garajes hasta estructuras industriales, de los que se obtiene una rentabilidad poniéndolos en alquiler o revendiéndolos.
Existe también una modalidad de fondos extranjeros que se conoce como Sociedad de Inversión de Capital Variable (SICAV), en la cual pueden realizarse inversiones sobre acciones valorizadas en otra moneda a la nacional. Funciona de forma similar a los fondos de inversión tradicionales y posee una fiscalidad similar a la de éstos.
La cartera del fondo de inversión
Es necesario aclarar que a la hora de comprar un fondo de inversión se está comprando una mínima parte de una cartera, es decir participando de un fondo común en el que le corresponde a dicho sujete un valor liquidativo, el cual es proporcional al dinero invertido en el mismo.
El funcionamiento del mismo es así. La entidad gestora de dicho fondo recibe el dinero de los inversores y lo invierte en acciones que considera rentables (respetando por supuesto los deseos de cada inversor); el total de las inversiones recibidas consistirán en el valor total del patrimonio.
Por ejemplo, si un individuo invierte 1.000 euros en un fondo europeo cuyo patrimonio alcanza los 10.000.000 euros, dividido en acciones de diversas compañías como Royal Dutch (10%), Société Générale (8%) y Telefónica (5%), dicha inversión se dividirá en las mismas de forma proporcional a lo que poseen. De este modo el inversor tendrá en acciones: 100 euros en Royal Dutch, 80 euros en Société Générale y 50 euros en Telefónica.