El vocablo francés gloriette llegó a nuestro idioma como glorieta. Este término tiene varios usos de acuerdo al contexto.
Una glorieta puede ser una plaza circular en la cual desembocan distintas vías de circulación (como calles, avenidas, etc.). Por extensión, muchas veces se denomina glorieta a una rotonda. Por ejemplo: “Dos vehículos chocaron en la glorieta que se encuentra junto a la Casa de Gobierno”, “Para llegar al museo, debes continuar por esta calle hasta la glorieta y luego girar a la izquierda”, “El municipio anunció que construirá una glorieta para ordenar el tránsito en la zona oeste de la ciudad”.
En el arduo camino para obtener el carnet de conducir, que en países como España puede acarrear una inversión económica considerable entre las clases prácticas y las matrículas, pocas veces los estudiantes son conscientes de que uno de sus peores enemigos en la vía pública no serán los conductores ebrios ni las señales de tráfico, sino las glorietas. Sí, estas inocentes superficies circulares que pueden confundir incluso a los peatones que cometen el error de pasar por ellas para cruzar la calle.
La glorieta tiene un buen objetivo: ordenar la circulación de los vehículos en zonas donde confluyen más de dos calles. Sin embargo, por fácil que sea definirla en pocas palabras, las normas que acarrea son bastante complicadas de respetar para los principiantes, sobre todo en momentos de mucho estrés, como ser durante el examen de conducir.
Por otro lado, dado que las exigencias de los exámenes han aumentado mucho en los últimos años, es común que muchos veteranos del volante no conozcan dichas reglas. Una de las palabras claves al hablar de las glorietas es la prioridad: al entrar en uno de estos espacios, siempre debemos cederles el paso a los conductores que se hayan entrado antes. Este concepto también se menciona como preferencia.
Otro de los puntos fundamentales es la salida de una glorieta. Debemos tener en cuenta que no se debe salir desde el carril interior, sino que unos segundos antes debemos ubicarnos en el exterior, el mismo que usamos a la hora de incorporarnos a la glorieta.
Cruzar una glorieta en medio de un trayecto recto no es adecuado ni seguro. Claro que puede ahorrarnos un minuto, pero quizás nos dejemos la vida en ello y, más injusto aún, la de un tercero. Las prisas debemos dejarlas en casa; en la carretera debería reinar la calma.
La luz intermitente es una de las herramientas que debemos usar para indicarles a los demás conductores que estamos por salir de la glorieta, o bien para anunciar un cambio de carril dentro de ella. Sobra decir que debemos apagarla en los demás casos.
También se llama glorieta a un cenador: un espacio circular de un jardín que suele estar cercado y ornamentando con parras o enredaderas. A la plazoleta con cenador, por su parte, se la conoce igualmente como glorieta: “Vamos a tomar un poco de aire a la glorieta”, “Cuando el tiempo está lindo, disfruto leyendo novelas románticas en la glorieta”, “El abuelo estuvo sentado en la glorieta durante toda la tarde”.
Otro uso de glorieta está asociado a un pabellón abierto o kiosco: “Mañana habrá un concierto con entrada gratuita en la glorieta del parque”, “Los activistas se reunieron en una glorieta y, con un altavoz, difundieron sus proclamas a favor del medio ambiente”, “El hombre herido caminó unos pasos y finalmente se desplomó en la glorieta”.
En el estado de Nueva México (Estados Unidos), Glorieta es una pequeña localidad con menos de 500 habitantes. La ciudad cubana de Manzanillo, por su parte, presenta una estructura conocida como La Glorieta de Manzanillo, de estilo morisco.
