La idea de grosor refiere al grueso de algo. El término puede vincularse a la anchura o el espesor de un cuerpo. Por ejemplo: “El grosor del nuevo teléfono presentado por la compañía finlandesa apenas supera los ocho milímetros”, “Un manto de nieve de casi medio metro de grosor cubre las calles céntricas de la ciudad en estos momentos”, “Con el maquillaje adecuado es posible aumentar el grosor de las pestañas”.
El grosor es una característica importante en múltiples objetos. En el terreno de la música, por citar un caso, las diferencias de grosor son claves en las cuerdas, las boquillas, los platillos y las púas porque permiten generar diferentes sonidos.
Los tornillos, las tuercas y las arandelas, por otra parte, tienen múltiples grosores. Utilizar una u otra pieza de acuerdo a su grosor y a otras propiedades (como la longitud) depende de las necesidades específicas que tengamos en cada caso.
El grosor de los alimentos, en tanto, suele determinar el tiempo de cocción. Un bife de un centímetro de grosor requiere menos tiempo de cocción que un bife de dos centímetros: si ambos bifes permanecen en el horno o en la parrilla por el mismo tiempo, lo más probable es que el de menor grosor termine quemado o que el de mayor grosor quede crudo.
El dibujo es otro de los ámbitos en los cuales el concepto de grosor tiene un papel de bastante importancia. En este caso, entra en juego a la hora de escoger lápices, rotuladores, crayones y pinceles, entre otros materiales, sin dejar de lado los lienzos, para los cuales esta propiedad también altera los resultados. El grosor de la punta de un lápiz, por ejemplo, es determinante para el estilo de los dibujos que podamos hacer con él: si buscamos disimular al máximo los bordes, entonces nos servirá uno de punta muy delgada, y viceversa.
Los bordes en el dibujo son uno de los aspectos más fáciles de advertir por el público: en un extremo tenemos los estilos que los acentúan, que los usan muy gruesos y nítidos, y en el otro los que directamente los reemplazan por un sombreado realista. Si pensamos en un personaje de contornos gruesos como Pocahontas, de la película publicada por Disney en el año 1995, y lo comparamos con el cuadro La Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, tenemos un exponente de cada caso.
Con respecto al grosor del lienzo o del papel, siempre en el ámbito de la pintura y el dibujo, no se trata de una propiedad que determine necesariamente su grado de absorción, ya que son necesarias más variables para resolver su relación con la tinta, pero a grandes rasgos podemos decir que los más gruesos suelen ser los más absorbentes. Por esta razón, para un dibujo hecho en lápiz no es necesario usar un material especialmente grueso, y lo opuesto ocurre con la pintura.
Volviendo al terreno de la música, el grosor de los componentes de un instrumento (incluyendo las partes del cuerpo humano que intervienen en la producción, proyección y amplificación de la voz) no es el único de interés en el contexto de una presentación. Las paredes, los techos y el suelo de un teatro deben reunir ciertas condiciones para que el sonido no se deteriore antes de llegar a los oídos del público; además de los materiales usados para su construcción, el grosor es un punto clave, sobre todo para aislar la sala de los ruidos externos.
En la ingeniería y en la arquitectura, por último, el grosor de los materiales es muy importante. Esta medida puede determinar si una estructura es resistente o si, por el contrario, resulta endeble y, por lo tanto, peligrosa.
