Los hunos eran los miembros de un pueblo mongoloide que, en el siglo V, dominó la región comprendida entre los ríos Danubio y Volga. Aunque su origen no está claro, se cree que surgieron en el continente asiático y que hablaban alguna lengua altaica.
Los hunos eras nómadas y se instalaban en chozas. Con respecto a sus actividades de producción alimentaria, se dedicaban sobre todo a la caza y a la ganadería. A través de saqueos y de la actividad comercial lograban obtener aquello que no producían.
Atila, el rey de los hunos
El rol del rey o del caudillo representaba la máxima autoridad del pueblo huno. El más famoso fue justamente el último gran líder: Atila, quien gobernó entre 434 y 453 y llegó a dirigir el imperio más grande de Europa en su época.
Bajo el mando de Atila, los hunos sitiaron Constantinopla, invadieron los Balcanes y estuvieron cerca de capturar Roma. El rey de los hunos suele ser descripto por los historiadores como un hombre sanguinario, cruel y rapaz, aunque algunas versiones aluden a su nobleza. Cuando Atila falleció en 453, los hunos terminaron separándose y finalmente dejaron de existir como unidad.
Desarrollo del imperio
Para la conformación del imperio huno del siglo V, primero hubo un avance por Asia Central, desde la actual región de Turkmenistán hacia India, progresando por el noroeste. En el año 370, aproximadamente, los hunos empezaron a avanzar hacia el territorio europeo, desestabilizando a los pueblos bárbaros de Europa Central y del Este. Con el acceso de Atila al poder, se logró la unión de los diversos asentamientos hunos en un gran imperio que llegó a saquear dominios de los romanos.
A la muerte de Atila, asumió el mando Elak, su hijo mayor, quien fue enfrentado por sus hermanos Ernak y Dengizik. Ante este panorama, se iniciaron rebeliones entre las tribus conquistadas. En 469, con el deceso de Dengizik (sucesor de Elak), el imperio huno dejó de existir.
El origen de los hunos
Retomando el tema de su origen, es importante señalar que se trata del foco de un largo debate. A lo largo de la Antigüedad, El teólogo Eusebio Hierónimo, a quien también conocemos por el nombre de Jerónimo, vinculó a los hunos con los antiguos escitas, un grupo de pueblos también nómadas. Esto fue de la mano a la identificación de los hunos con demonios y brujas, o bien con descendientes de tales criaturas diabólicas.
En la actualidad, el origen de este pueblo continúa dando lugar a la controversia entre los historiadores. Desde el siglo XVIII, gracias al trabajo del orientalista francés Joseph de Guignes, los hunos que poblaron el continente europeo a lo largo del siglo IV han sido asociados con el pueblo xiongnu, el cual aparece en los registros de la historia de China de la dinastía Han y se cree que formaron una entidad política de gran relevancia en la región esteparia de la actual Mongolia.
Desde la década de 1950, algunos autores empezaron a mostrarse escépticos con respecto a dicho enfoque, basándose especialmente en la observación de las fuentes provenientes de la paleoantropología y la arqueología. Para Otto Maenchen-Helfen, entre otros autores, la supuesta relación entre los hunos y los xiongnu no tiene el sustento necesario, principalmente porque las evidencias señalan que existieron en diferentes momentos de la historia.
Si realmente hubiera existido una conexión entre ambos, los expertos señalan que probablemente se trate simplemente de una afinidad cultural y no de una continuidad étnica. Maenchen-Helfen examinó los hallazgos de muchas tumbas de los dos pueblos y concluyó que no se correspondían en absoluto. Uno de los puntos principales que sirve para trazar una clara diferencia es la deformación del cráneo que practicaban los hunos, jamás advertida en los restos xiongnu.