Igualdad de oportunidades es un concepto que alude a que todos los individuos deben disponer de las mismas posibilidades de desarrollo y de acceso al bienestar. Se trata de una noción que se asocia a la idea de justicia social.
Cuando una persona nace, sus chances de progresar dependen en gran parte de su contexto social: no es lo mismo crecer en una vivienda sin agua potable y no asistir a la escuela que vivir en una casa con comodidades y cursar clases en un colegio bilingüe. A esfuerzos equivalentes, lo más probable es que los resultados sean muy diferentes.
El fomento de la igualdad de oportunidades apunta idealmente a que cada ser humano parta del mismo punto o de la misma línea. Solo de esta manera es posible es que el progreso esté asociado directamente a los méritos individuales.
Igualdad de oportunidades y justicia social
La justicia social es un valor que se menciona con frecuencia en la política y la sociología. Se lo vincula tanto a la igualdad de oportunidades como a la distribución del ingreso, la promoción de los derechos laborales y la implementación del Estado de bienestar.
En el marco de la búsqueda de la justicia social, se espera que la actividad política y la gestión estatal garanticen la equidad entre los ciudadanos, atenuando o revirtiendo los desequilibrios que existen en la sociedad. La igualdad de oportunidades, en este marco, es una pieza ineludible para la construcción de una comunidad más justa.
Se estima que el precepto de justicia social surgió en torno al siglo XVIII. Desde entonces, se dieron a conocer diferentes visiones al respecto, aunque el concepto siempre ocupó un lugar de relevancia en el debate político.
Acceso a diferentes servicios públicos
El acceso a diferentes servicios públicos es la clave de la igualdad de oportunidades. Antes de continuar, es importante indicar que se entiende por servicio público a una prestación imprescindible para el bienestar, con lo cual debe encontrarse a disposición de la totalidad de los sujetos más allá de su situación económica.
La igualdad de oportunidades, por lo tanto, muchas veces se traduce como la igualdad de acceso a determinados servicios y bienes. Ningún ciudadano puede desarrollarse sin acceso a la educación, acceso a la atención médica, acceso al empleo, acceso a la vivienda, acceso al transporte público o acceso a la justicia, por ejemplo.
Desde el Estado, generalmente se intenta democratizar o universalizar esa accesibilidad de diversas maneras. La construcción de hospitales y escuelas públicas se orienta en dicha dirección, al igual que los planes de vivienda y empleo y los subsidios al transporte público. La intención, al menos en la teoría, es que ninguna persona se quede sin acceso a estas cuestiones por no tener dinero o por vivir en una determinada zona.
La igualdad de oportunidades vinculada al género
La igualdad de oportunidades vinculada al género tiene que ver con la no discriminación por cuestiones, justamente, de género. Por un lado, se vincula a los derechos de las mujeres y al empoderamiento femenino, pero también está enlazada con los derechos de todas las personas independientemente de su identidad de género y orientación sexual.
La implementación de cuotas de género en el Estado es una de los mecanismos más habituales para propiciar esta igualdad de oportunidades. También se trabaja con dicha meta mediante legislación antidiscriminación, autorizando el matrimonio igualitario y la adopción por parejas del mismo sexo, por mencionar dos posibilidades.
Otra acción del Estado a favor de la igualdad de oportunidades en materia de género es el desarrollo de campañas de concientización. De esta forma se pretende sembrar la tolerancia y el respeto.
La importancia de la capacitación
La importancia de la capacitación es enorme para acercarse al ideal de la igualdad de oportunidades. A temprana edad se debe garantizar la alfabetización a través de la educación gratuita y luego se tiene que contribuir al desarrollo de habilidades en los distintos niveles educativos e incluso en la formación profesional.
La capacitación laboral, de hecho, es ineludible para el acceso al trabajo y para disminuir la brecha salarial, así como para favorecer el nacimiento de emprendimientos productivos.
A mayor nivel educativo, crecen las oportunidades de progresar en el mundo del trabajo. Hoy lo habitual es que no alcance con completar los estudios secundarios para acceder a un empleo bien remunerado: se necesitan conocimientos especializados, ya sea técnicos, de idiomas, etc. Por eso el Estado debe estar presente para conceder becas y ayudas económicas a quienes desean formarse pero no cuentan con los recursos para hacerlo.
Si bien la igualdad educativa es una utopía, inclusive porque los individuos tienen diferentes intereses y capacidades, lo que hay que igualar son las oportunidades de estudiar y aprender. Dicho camino es necesario para el avance de la sociedad en su conjunto y hasta para el crecimiento económico de la nación.