Un imperio, del latín imperium, es una forma de organización estatal en la que la autoridad recae en la figura del emperador. En estos Estados, por lo tanto, el emperador ostenta el poder y es el monarca.
El concepto también se utiliza para nombrar al periodo temporal en el que se extiende el gobierno de uno de estos dirigentes, a la era en la que una nación contó con emperadores y al conjunto de los territorios regidos por un emperador.
Un imperio, por lo general, está constituido por el poder de un Estado que domina los territorios de distintas naciones. Por ejemplo: El Imperio Alemán o Segundo Reich existió entre 1871 y 1918 y tuvo bajo su control diversos reinos, ducados y principados, como Prusia, Baviera, Baden, Bremen y Hamburgo, entre otros.
El Imperio Ruso
Uno de los grandes imperios en la historia de la humanidad es el ruso, que gobernó entre los años 1721 y 1917 y que ocupó no sólo importantes zonas del Continente Europeo, sino también partes de Asia y Norteamérica. Dicho organismo político se autodenominaba la Rusia Imperial; fue iniciado por Pedro I y culminó con la Revolución de 1917.
Pedro I asumió como zar luego de derrocar a su hermana Sofía y, como tenía amplios conocimientos militares, emprendió una conquista que sería recordada para siempre; consiguió dominar un territorio que llegó a abarcar los 22.900.000 km² y en el que se incluían personas de más de cien grupos étnicos diferentes. Albergaba casi todos los países bálticos, el Cáucaso y gran parte de Asia Central, además de algunas regiones de Alaska.
Pedro I fue el creador de las fuerzas navales de Rusia y reorganizó el ejército basándose en el sistema europeo, pagando a los soldados como si se tratase de un trabajo cualquiera. Todos los cambios que fue desarrollando el Imperio respondían a un único ideal, un modelo absolutista donde la única autoridad existente fuera él mismo, el zar. Su objetivo era crear un Imperio que contara con tecnología moderna y que se encontrara afirmado sobre ideas renovadoras. Además hizo grandes aportes en materia de arte y educación e incentivó al pueblo a adoptar costumbres e ideas occidentales; esto, si bien trajo muchas ventajas, también amplió la brecha existente entre la nobleza y el pueblo.
En 1917, en plena Primera Guerra Mundial, grupos de marxistas y antizaristas se levantaron en contra del zar, que entonces era Alejandro II; consiguieron derrocarlo y se declaró la República Rusa. Las causas de este levantamiento fueron muchas, pero fundamentalmente se debió a la gran pobreza que comenzaba a azotar a uno de los países que había tenido en otra época una de las tasas de crecimiento económico más alta de todo Europa. Además, Rusia se encontraba en crisis por el gran descontento que reinaba en el pueblo con respecto al gobierno zarista.
El Imperio Ruso fue uno de los más extensos de la historia, junto al Británico y el Español; de todas formas es importante objetar que, si bien el Romano fue bastante más reducido, su influencia cultural sobre las regiones dominadas lo han posicionado entre uno de los más recordados de toda la historia.
Potencia y el acto de imperar
Hay ocasiones en que se utiliza el término imperio para nombrar a una potencia (ya sea militar o económica), aunque su mandatario no tenga el título ni las facultades de emperador. En los últimos años, muchos sociólogos y politólogos calificaron a Estados Unidos de imperio por su política belicista (que llevó a invadir territorios como Afganistán e Irak) y por la enorme presión que ejerce a partir de su dominio económico.
El concepto también se refiere a la acción o el resultado de imperar (dar órdenes): «Quiero restaurar en esta nación el imperio de la ley», «El imperio de la corrupción y del delito ha hecho que la sociedad se aleje de la clase política».
Cabe mencionar por último que el término imperialismo, hace referencia a la conducta y tendencia de un Estado que quiere situarse por encima de otros. Esta corriente está vinculada a los deseos de expansión y anexión de otras tierras.