Encontrar el origen etimológico de la palabra inmanente supone tener que marcharse hasta el latín. Y es que aquella procede del término latino “immanens”, que se encuentra conformado por dos partes claramente diferenciadas: el prefijo “im-“, que puede traducirse como “hacia el interior”, y el verbo “manere”, que es sinónimo de “quedarse o permanecer”.
Inmanente es un término que se utiliza en la filosofía para nombrar a aquello que es inherente a algún ser o que se encuentra unido, de manera inseparable, a su esencia.
Hay que subrayar que entre las muchas afirmaciones que se realizan haciendo uso del término inmanente se encuentra que el conocimiento precisamente tiene ese carácter. ¿Por qué? Porque se establece que es una actividad desarrollada por la inteligencia y en el interior de la misma así como porque es propio de ella.
Lo inmanente y lo trascendente
La inmanencia (cualidad de inmanencia) es un ente intrínseco a un ser. Puede oponerse a la trascendencia ya que la acción inmanente tiene su fin en el mismo ser, y no es algo transitorio que implica la actuación de un principio exterior.
La oposición entre inmanencia y trascendencia es muy importante en diversas ramas filosóficas. Se conoce como inmanentismo racionalista al pensamiento que sostiene que Dios es la causa de todas las cosas y que todo, por lo tanto, está en Dios: no existe nada fuera de Él. Dios, en este sentido, es causa inmanente de todo lo que existe. Dicho de otro modo, no hay existencia que pueda ser explicada sin la presencia de Dios.
El concepto en la religión
Estas teorías resultan contrarias al cristianismo, el judaísmo y el islam, las tres religiones monoteístas más difundidas en el mundo. El inmanentismo cree que la fuerza creada no puede escindirse del mundo natural, mientras que las religiones sitúan a dicha fuerza creadora fuera de este mundo. El Dios de estas religiones trasciende el universo creado y se eleva sobre el mundo, mientras que el inmanentismo ubica la fuerza divina en todos los objetos del universo.
Para los escolásticos, la acción de ver es un ejemplo de algo inmanente. Este acto permanece en el sujeto y no tiene ningún efecto sobre lo visto: por lo tanto, no es trascendente ni transitorio. La acción se inicia, se desarrolla y tiene efectos dentro del propio ser.
No obstante, para muchos estudiosos inmanencia y trascendencia son elementos que van unidos de manera indivisible. Y es que consideran que no hay una sin la otra. Así, en concreto, los religiosos vienen a dejar patente que lo inmanente es Dios en el ser humano, pues es el que le permite que piense, que viva o que exista. Por otro lado, y en relación a ello, determinan que lo trascendente viene a ser la expresión de Dios que opera en el hombre y que hace que este se entregue a los demás.
«Artillería Inmanente»
Además de todo lo expuesto, tendríamos que subrayar que existe un espacio web que versa sobre filosofía, política y literatura que recibe por título precisamente “Artillería Inmanente”.
En él tienen cabida autores, pensadores y escritores de todos los tiempos que plantean sus ideas, sus formas de entender la vida y las principales líneas argumentales de sus pasados o futuros trabajos.