Lo inobjetable es aquello que no puede objetarse. El verbo objetar, a su vez, refiere a impugnar, rebatir o contradecir una opinión, una decisión o un mandato.
Por ejemplo: «El triunfo del candidato oficialista en las elecciones legislativas fue inobjetable», «El Real Madrid es un campeón inobjetable ya que mostró un nivel muy superior al de todos sus rivales», «Que la situación económica empeoró en los últimos meses resulta inobjetable».
Cuando algo es inobjetable, en definitiva, no se puede desmentir o refutar con razones o argumentos fiables y contrastables. Si una película tuvo un costo de producción de 2 millones de dólares y recaudó 15 millones gracias a la venta de entradas, puede decirse que fue un éxito inobjetable desde el punto de vista comercial. Las cifras demuestran la rentabilidad del filme, por lo cual nadie puede argumentar que fracasó en ese sentido.
Tomemos el caso del básquetbol o baloncesto, por mencionar un deporte. Si un equipo se impone a otro por una diferencia de un punto, algunos podrán considerar que se trató de un triunfo injusto, ya que la diferencia fue mínima y pudo haberse formado por razones azarosas, algún error en particular o una jugada específica. En cambio, si un conjunto gana por 40 puntos de diferencia, la victoria es inobjetable: nada pone en duda la superioridad del ganador.
En ciertos contextos, lo que se califica como inobjetable en realidad es subjetivo. Un crítico musical puede afirmar que es inobjetable que el nuevo disco de una banda de rock es el mejor de toda su producción; para otro especialista, en cambio, el disco en cuestión puede estar lejos de ser el más valioso del grupo. Ambas aseveraciones son subjetivas y, por lo tanto, objetables.
Como podemos apreciar, no siempre es fácil saber si nos encontramos ante una afirmación inobjetable, ya que el punto de vista del observador influye de manera considerable. Otro aspecto que puede afectar la percepción y la calificación de un hecho es el grado de conocimientos técnicos; en el ejemplo del baloncesto, para determinar si la victoria fue rotunda o dudosa es necesario estar inmerso en las reglas de este deporte, así como en otras cuestiones que hacen al ámbito competitivo.
Por otra parte, este adjetivo también se puede usar para hacer énfasis en una opinión claramente subjetiva, como ocurre cuando hablamos de nuestros ídolos. Por ejemplo, si nos ha encantado el último disco de nuestra cantante favorita podemos decirles a nuestros amigos que «su calidad es inobjetable», aunque no se trate de otra cosa que nuestra opinión. En un caso como éste, la cosa inobjetable no es la calidad del disco sino nuestro punto de vista, ya que probablemente no exista forma de alterarlo.
Dado que el adjetivo inobjetable no es tan común en el habla cotidiana, resulta conveniente echarles un vistazo a sus varios sinónimos, para entender los matices de su significado más a fondo. A continuación listamos algunos de los más destacados: evidente, claro, obvio, terminante, concluyente, incuestionable y notorio. Por otro lado tenemos los siguientes antónimos: dudoso, confuso, cuestionable e impreciso.
Si revisamos los ejemplos anteriores e intentamos sustituir el término inobjetable por algunos de sus sinónimos veremos que los resultados son perfectamente aceptables. Con respecto al candidato del partido oficialista, es posible decir que obtuvo una victoria clara o evidente en las elecciones (también podríamos calificarla de rotunda). La película que recaudó varias veces el monto de dinero que los productores habían invertido en su creación ha tenido un éxito incuestionable, resulta obvio que ha sido una buena apuesta. Por último se encuentra la oración acerca de un notorio deterioro en la situación económica.