La idea de intemperie suele usarse para aludir al entorno o ambiente que se encuentra sometido a las variaciones del tiempo. Aquello que está a la intemperie, por lo tanto, carece de reparo o de techo, quedando a merced de las inclemencias meteorológicas.
Por ejemplo: “Los yacimientos arqueológicos que se encuentran a la intemperie suelen terminar cubiertos por la vegetación”, “Miles de fanáticos del cantante británico permanecieron toda la noche a la intemperie aguardando la apertura de las puertas del estadio”, “Siento un gran dolor por quienes duermen a la intemperie debido a que no tienen casa, así que trato de darles una mano acercándoles abrigos y comida caliente”.
La intemperie acarrea diversos problemas o riesgos derivados de la propia meteorología. Un mueble de madera, por citar un caso, se deteriorará mucho más rápido a la intemperie que en el interior de una habitación cerrada. Esto se debe a que, al permanecer a la intemperie, recibirá la exposición solar directa y se mojará con la lluvia, entre otras cuestiones, sufriendo un desgaste acelerado.
A nivel general puede decirse que, para una persona, la intemperie incrementa la posibilidad de padecer algún problema de salud. Quien está varias horas bajo el sol en una jornada con temperaturas que superan los 30° C es probable que sufra una insolación o un golpe de calor, a diferencia de aquel que permaneció el mismo tiempo adentro de una casa con aire acondicionado. El sujeto que duerme a la intemperie en pleno invierno, en tanto, puede sufrir múltiples trastornos en su organismo al estar expuesto a temperaturas muy bajas.
Con respecto a la etimología de la palabra intemperie, podemos decir que se construye con los siguientes componentes léxico: el prefijo in- (hacia el interior) y el vocablo temperies (temperatura, equilibrio, justa proporción y moderación). Es importante entender que aquí se aprecian las raíces de tiempo en el sentido de clima y no como la duración de las cosas o la magnitud física con la que ordenamos la secuencia de los hechos, que nos permite establecer un pasado, un presente y un futuro constantemente.
Cuando hablamos de tiempo para hacer referencia a las condiciones meteorológicas, por lo general intentamos determinar si son positivas o negativas para nosotros o, en el caso de una agencia, para una población en general. Nos interesa saber si hará demasiado frío o calor, si estará templado, si la humedad echará a perder nuestro peinado o si lloverá torrencialmente, entre otras muchas posibilidades. Dado que la mayoría de las personas salen a la intemperie todos los días para realizar diferentes actividades, necesitan saber con qué tiempo se van a encontrar para llevar la vestimenta y los accesorios adecuados.
Claro que quienes tienen el privilegio de contar con una casa, ropa para hacer frente a las cuatro estaciones del año, automóvil para desplazarse en medio de una tormenta o para viajar frescos en pleno golpe de calor no tienen mucho de qué preocuparse al salir a la intemperie; por otro lado, las personas de bajos recursos y las que directamente viven en la calle viven una auténtica pesadilla cada vez que el tiempo toca uno de sus diversos extremos.
Pensemos en los días más calurosos del verano y en los más fríos del invierno: si ya es difícil soportarlos estando en una casa acondicionada, cuánto peor será para una persona que vive en una casa precaria o para un animal a quien dejan amarrado a un poste. La intemperie no es negativa de forma inherente, sino que todo depende del modo en el que nos expongamos al tiempo, a las limitaciones que nos impongan y al estado de salud, entre otros factores.