El término iracundo, que proviene del vocablo latino iracundus, se emplea para calificar a quien posee o evidencia ira. El adjetivo también permite aludir al sujeto que tiene propensión a encolerizarse.
Es importante señalar que la ira se vincula al enojo intenso, la indignación y la furia. Alguien iracundo, de este modo, presenta el ánimo crispado o suele exasperarse con facilidad.
Por ejemplo: “El cliente, iracundo, comenzó a insultar al camarero porque la comida estaba fría”, “La gente está muy iracunda, es habitual que las discusiones de tránsito terminen a los golpes”, “El iracundo entrenador no tardó en abalanzarse sobre el juez cuando finalizó el partido”.
Podemos encontrar numerosos personajes iracundos en el terreno de la ficción. El Pato Donald, por mencionar un caso, es iracundo: suele enfadarse con rapidez, explotando ante los contratiempos.
Hulk, en tanto, es el alter ego del Dr. Robert Bruce Banner. Tras recibir rayos gamma de manera accidental por la explosión de una bomba, Banner se convierte en Hulk cuando está iracundo. De esta manera, si atraviesa una situación de estrés, el científico se transforma en un gigantesco humanoide de color verde capaz de destrozar todo.
Cuando un elemento de la naturaleza se manifiesta de forma violenta, por otro lado, se lo puedo calificar como iracundo: “El mar iracundo golpeaba contra el muelle una y otra vez”, “No pudimos dormir por el viento iracundo que nunca dejó de soplar”.
Dado que este término no es muy común en el habla cotidiana, podemos echar un vistazo a algunos de sus sinónimos más frecuentes: colérico, airado, indignado, furioso, cabreado, rabioso, irascible, enfadado e irritable. En esta lista notamos enseguida un detalle muy peculiar: algunos de ellos nos definen una tendencia a enojarse, mientras que otros, el estado del enojo mismo.
Esta dualidad también la apreciamos en algunos de los ejemplos expuestos en los párrafos anteriores: no es lo mismo decir que alguien «es» iracundo que comentar que «está» iracundo. En el primer caso, el verbo ser nos indica que ésta es una de las características de su personalidad, ya que se irrita con facilidad; el verbo estar, en cambio, habla de un rasgo permanente, que se manifiesta con cierta frecuencia y que forma parte del sujeto en cuestión.
Es importante señalar que no sólo no es común usar este término en conversaciones informales, sino que el grado de precisión que representa al indicar un rasgo particular de la personalidad también es poco frecuente. En el habla cotidiana no siempre expresamos nuestras ideas de manera bien definida, sino que tendemos a priorizar la descripción de nuestros sentimientos.
Por ejemplo: si estamos hablando con un compañero de trabajo a quien consideramos iracundo porque se enfada con mucha facilidad, en una discusión informal es probable que le digamos «¡No te aguanto más!» o «¡Estás realmente imposible hoy!», en lugar de «¡Vaya que eres irritable!».
Esto es propio de nuestra forma de comunicarnos, y no particular de este término en sí mismo. La razón que se esconde detrás de esta falta de precisión puede ser la limitación del vocabulario, la lentitud para buscar las palabras y expresiones adecuadas en plena conversación o también la interferencia de los sentimientos y las sensaciones que, en medio de una situación tensa, nublan nuestras ideas.
Para reforzar este fenómeno, recordemos que no es lo mismo participar de una discusión que presenciarla, ni tampoco estar en medio de ella que recordarla un tiempo después. La misma persona que movida por su angustia se expresa de forma desordenada puede, días más tarde, describir la escena con claridad y usar términos tales como iracundo.
Los Iracundos, por último, es el nombre de una banda uruguaya de rock, pop y baladas. Se formó en 1958 y editó más de treinta discos.