Antes de entrar de lleno en el significado del término leguminosas, vamos a proceder a conocer su origen etimológico. En este caso, tenemos que subrayar que se trata de una palabra que deriva del latín, concretamente deriva de «leguminosus», que es el resultado de la suma de dos componentes léxicos de dicha lengua:
-El sustantivo «legumen, leguminis», que puede traducirse como «legumbre».
-El sufijo de abundancia «-osus».
Así se califica a un cierto tipo de planta.
Las leguminosas pertenecen al grupo de las angiospermas: se trata de fanerógamas que desarrollan los óvulos encerrados en sus carpelos. Como fanerógamas, a su vez, cuentan con órganos reproductivos que pueden verse en forma de flor, donde se concreta la fecundación. Las leguminosas, por otra parte, son consideradas dicotiledóneas ya que su embrión presenta dos cotiledones.
Puede tratarse de una mata, una hierba, un arbusto o incluso un árbol. Sus hojas suelen ser compuestas y alternas, con flores muchas veces amariposadas. Otra de las características más salientes de las leguminosas es que producen un fruto en legumbre, el cual crece en vaina.
Se estima que existen más de setecientos géneros de leguminosas repartidas en casi todo el mundo.
Es importante saber, además de todo lo expuesto, que en la actualidad se calcula que existen unas 19.000 especies de leguminosas en todo el mundo. No obstante, entre las más conocidas y significativas se encuentran las siguientes:
-La alfalfa, que es una planta que puede alcanzar hasta los 60 centímetros de altura y que está recomendada cultivarla en territorios de climas fríos. Se considera que es muy rica en vitaminas y en hierro, por ejemplo.
-El maní, que se identifica por su tallo amarillento y porque puede llegar a tener una altura de hasta 80 centímetros. Se siembra en primavera y está indicado para zonas donde hay un clima cálido.
-El guisante, que es una planta rica en fibras y proteínas. Se enmarca dentro de las llamadas leguminosas trepadoras y es idónea su siembra en lugares donde hace un frío moderado.
-El garbanzo, que es una leguminosa que puede alcanzar los 50 centímetros de altura y que cuenta con vainas redondeadas donde se pueden encontrar en torno a dos o tres semillas.
El haba, la lenteja, la judía o la soja son otras de las leguminosas más conocidas.
Gracias a las legumbres, constituyen un componente muy importante de la dieta del ser humano debido a que contienen niveles elevados de fibras, hidratos de carbono y proteínas.
Más allá de la alimentación, las leguminosas también son aprovechadas por el hombre para obtener gomas (como en el caso de la Acacia senegal) y colorantes (Indigofera suffruticosa) y con fines ornamentales (Erythrina crista-galli).
En el terreno de la agricultura y la ganadería, por último, leguminosas como la alfalfa y diversas clases de trébol son beneficiosas para mejorar la calidad del suelo y para nutrir al ganado ovino y bovino (optimizando la eficiencia reproductiva y aumentando la producción de carne y leche por sus propiedades).
