El origen etimológico del término macronutrientes tenemos que establecer que se encuentra en el latín. Y es que el resultado de la suma de varios componentes léxicos de dicha lengua:
-El elemento compositivo “macro-”, que puede traducirse como “grande”.
-El verbo “nutrire”, que significa “alimentar”.
-El sufijo “-nte”.
El concepto de macronutriente no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). El término, de todos modos, se emplea con frecuencia para aludir a uno de los grandes grupos en los cuales se pueden dividir a los nutrientes (las sustancias que nutren).
Los macronutrientes son aquellos elementos que proporcionan energía al organismo. Se trata de las proteínas, los hidratos de carbono y los lípidos. Los micronutrientes, en tanto, permiten el desarrollo de los procesos metabólicos, previenen infecciones y contribuyen al crecimiento. En este conjunto encontramos a las vitaminas y a las sales minerales.
Exactamente los micronutrientes más importantes son el calcio, la vitamina D, el hierro, el magnesio y también la vitamina C. Todos ellos reducen la fatiga, fortalecen el sistema inmunitario y favorecen el correcto desarrollo de dientes y huesos.
Entre los alimentos ricos en micronutrientes tenemos que destacar a algunos tales como las lentejas, el queso, el aguacate, las almendras, el perejil o las sardinas. No obstante, también lo son el huevo, la leche, la sal, el hígado o la remolacha, por ejemplo.
El cuerpo requiere una mayor cantidad de macronutrientes que de micronutrientes. Esto se debe a que, si bien los micronutrientes son necesarios para el mantenimiento de salud, no producen energía como los macronutrientes.
Por eso una dieta equilibrada debe incluir un nivel adecuado de proteínas (que aportan las carnes, los lácteos, las legumbres, los cereales y otros alimentos), hidratos de carbono (también llamados carbohidratos o glúcidos, pueden ser monosacáridos, polisacáridos u oligosacáridos) y lípidos (las grasas, ya sean colesterol, fosfolípidos o triglicéridos). Un nutricionista es el especialista que debe indicar, según cada caso individual, cuál es la dieta apropiada y el mejor modo de satisfacer los requerimientos orgánicos de macronutrientes.
Además de porque aportan energía, se considera necesario incluir los macronutrientes de forma considerable en cualquier dieta por otros beneficios que aportan. En concreto, entre los más significativos se encuentran los siguientes:
-Contribuyen al crecimiento y mantenimiento de músculos y nervios.
-Fortalecen de manera considerable lo que es el sistema inmunológico. Esto trae consigo que el organismo esté preparado para hacerle frente a enfermedades e infecciones.
-Ayudan a regular la temperatura corporal.
Los pescados azules, el aceite de oliva, los mariscos, los frutos secos, la leche, las verduras y las frutas están entre los alimentos ricos en macronutrientes. Es importante mencionar que, si bien no es una proteína, un glúcido o un lípido, el agua suele ser mencionada como macronutriente por su importancia para el organismo.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que hay otra serie de alimentos que se considera que son muy ricos en macronutrientes. Nos estamos refiriendo a algunos tales como las legumbres, los productos que son integrales, la soja, el huevo e incluso los lácteos.