El adjetivo medroso se emplea para calificar a quien siente miedo frente a cualquier elemento o estímulo. También usado como sustantivo, el término alude a aquel o aquello que es cobarde o temeroso.
Uso y etimología
Comencemos por señalar que se trata de un término poco usado en el presente, aunque varios siglos atrás era muy común. Poco a poco, sin embargo, fue quedando a un costado en favor de otros, como ser «miedoso», un adjetivo que llegó a nuestra lengua en el siglo XIX, de manera que hasta entonces y aproximadamente desde el siglo XIII, «medroso» era la opción de escritores y hablantes. Dicho de otra manera, es la palabra que encontramos en las versiones originales de las obras literarias de aquella época.
Volviendo a los orígenes del vocablo medroso, sabemos que procede de metorōsus, un término del latín vulgar a su vez derivado de metus (que se traduce como “temor”). Aquí tenemos el sufijo -oroso, que encontramos en varios otros adjetivos, como ser «temeroso» o «pavoroso». A propósito de este último, el recorrido etimológico de medroso registra además la influencia de pavorōsus, que refiere a lo que “provoca miedo”.
Queda mencionar que la palabra para expresar miedo que deriva de metus se usa casi de forma exclusiva en el castellano y, aunque diferente, en el portugués. El resto de las lenguas romances toman como origen pavor con el mismo fin semántico. Otra curiosidad es que el verbo amedrentar, que se traduce como «intimidar, provocar miedo a alguien» parte también de metus pero se apoya en el vocablo también vulgar met(o)rentus («miedoso»).
Algunos ejemplos
Por ejemplo: “El perro, medroso, se ocultó en el bolso de la mujer”, “El equipo local mostró un juego medroso y pagó caras las consecuencias”, “No podemos tener a un hombre medroso al frente de las tropas”.
A lo largo de estos tres ejemplos podemos ver diferentes casos en los que resulta útil el uso del término medroso para expresar el miedo que siente el emisor o un individuo al que menciona en su discurso. En el primero, quien siente este temor es un perro pequeño, que usa el bolso de su dueña para esconderse de los supuestos peligros. Es un cuadro muy común en la ciudad, donde mucha gente opta por adoptar animales pequeños, que pueda llevar consigo a todas partes.
En segundo lugar tenemos un equipo deportivo cuyo desempeño se vio limitado por el miedo que le causó su contrincante, lo cual desencadenó su fracaso. Por último, una oración que afirma que no es conveniente poner a un individuo medroso a cargo de un cuerpo de solados, algo que no parece fácil de refutar. En definitiva, el miedo suele traer malas consecuencias, salvo cuando nos permite protegernos de peligros demasiado grandes.
Situaciones de la vida
Tomemos el caso de un joven que experimenta temor y preocupación de manera casi constante. Al salir de su casa se aterroriza por la posibilidad de ser víctima de un delito, minimiza el contacto con otras personas para reducir la chance de contraer alguna enfermedad y no sale de viaje debido al riesgo de accidente. Por todo esto, puede decirse que el muchacho en cuestión es medroso.
Supongamos ahora que el entrenador de un equipo de fútbol decide incluir en la alineación inicial a cinco defensores, cuatro mediocampistas y un solo atacante. Al delantero, además, le exige cumplir tareas defensivas. La orden del director técnico a todos sus jugadores es que se concentren en evitar goles de su rival y no tanto en la faceta ofensiva. De acuerdo a los periodistas deportivos, el DT optó por un planteo medroso: apuesta a no perder en lugar de ir a buscar la victoria.