El vocablo latino melior llegó al castellano como mejor. El concepto se emplea para aludir a lo que resulta superior a otro elemento de su misma clase o condición.
Por ejemplo: “Este producto es mejor ya que ofrece un mayor rendimiento que el otro”, “En mi opinión, Lionel Messi es mejor jugador que Cristiano Ronaldo”, “Los periodistas especializados coincidieron en afirmar que el nuevo trabajo discográfico es el mejor álbum del cantante en toda su trayectoria”.
Tomemos el caso de dos detergentes que se utilizan para lavar la vajilla. El detergente A tiene un precio de 20 pesos y permite lavar veinte platos con 100 centímetros cúbicos. El detergente B, en cambio, cuesta 35 pesos y lava apenas doce platos con 100 centímetros cúbicos. Puede decirse, en este marco, que el detergente A es mejor que el detergente B ya que presenta características más convenientes.
Lo preferente también puede mencionarse como mejor: “Mejor vayamos primero a comprar la verdura y luego a la carnicería, ya que la verdulería cierra más temprano”, “Es mejor no hablar de política en las reuniones familiares”, “Pensaba ir mañana al banco, pero mejor voy hoy así realizo el trámite cuanto antes”.
En el terreno del deporte y del arte, es habitual que se entreguen premios a quienes son considerados como los mejores en su disciplina. En la NBA, por citar un caso, cada temporada se elige al Mejor Quinteto: este equipo ideal se forma con los cinco mejores jugadores del año, uno por cada puesto. El Premio Óscar, en tanto, lo concede la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos para reconocer a la Mejor Película, el Mejor Director, la Mejor Actriz y el Mejor Actor, entre otros.
En primer lugar debemos aclarar que este término puede usarse con dos caracteres diferentes: comparativo o superlativo. Cuando tenemos dos o más objetos y deseamos indicar cuál de ellos preferimos, decir que es «mejor que los demás» indica que todavía puede existir uno que lo supere, pero que quizás no lo hemos encontrado hasta el momento o que por diferentes razones no nos interesa y decidimos quedarnos con éste.
El concepto de superlativo se define como un adjetivo que indica «el grado más alto de la cualidad expresada». Por lo tanto, si usamos la palabra «mejor» con este carácter, el sustantivo que califiquemos con ella es insuperable, no concebimos la existencia de uno que se encuentre por encima de él. Si bien en ambos casos la apreciación suele ser subjetiva, también puede resultar de una medición más o menos exacta.
Cuando evaluamos dos opciones y escogemos una de ellas solemos decir que «es la mejor de las dos», además de justificar nuestra decisión, ya que surge de una comparación de sus propiedades. Veamos algunos ejemplos: «Si bien ambos ordenadores son muy buenos, éste es mejor porque tiene más memoria RAM y una tarjeta gráfica más moderna», «Erica ha demostrado ser la mejor candidata para este puesto, ya que ha obtenido calificaciones perfectas en todas las pruebas y supera a sus compañeros en intuición, conocimientos técnicos y predisposición».
Si, en cambio, le damos un sentido superlativo al término, por lo general existe una gran carga subjetiva que no hace caso de las cuestiones técnicas: «No pienso discutirlo, ella es la mejor cantante del mundo y siempre lo será», «Eres el mejor amigo que jamás podría tener». Esto no significa que el emisor no sienta sus palabras, sino que probablemente existan alternativas mejores, aunque sus sentimientos no las contemplen; en un mundo donde solamente importaran los valores exactos, podríamos encontrar una mejor cantante comparando sus habilidades y la calidad de su timbre con todas las del planeta, y lo mismo ocurriría con su amigo.