La microfinanza es la prestación de servicios bancarios a individuos de bajos ingresos, emprendedores y pequeños empresarios. El concepto, que suele aparecer en plural (microfinanzas), incluye desde préstamos hasta herramientas de ahorro pasando por seguros y alternativas de inversión, siempre con montos reducidos.
Antes de avanzar es importante indicar que el elemento compositivo micro- alude a aquello que es muy pequeño. La idea de finanza, en tanto, refiere a los bienes, los caudales, los negocios o la economía.
Los microcréditos o micropréstamos y los microseguros forman parte de la oferta de las microfinanzas. Por las facilidades de acceso, esta modalidad suele ser asociada a la idea de banca para los pobres.
Historia de la microfinanza
Suele señalarse como el padre de la microfinanza a Jonathan Swift. El autor y sacerdote irlandés, creador de «Los viajes de Gulliver», fomentó la puesta en marcha de los Irish Loan Funds en 1721.
Este sistema, inspirado en los ya existentes créditos populares, se basó en la concesión de préstamos sin intereses que no superaban las 10 libras. De acuerdo a los historiadores, este recurso contribuyó a que mucha gente pudiera salir de la pobreza que asolaba a Irlanda luego de una hambruna.
En esa misma nación, por aquella época la Sociedad Musical de Dublín también empezó a ofrecer lo que hoy entendemos por microcréditos, en este caso con un tope de 4 libras. Los conciertos de esta entidad eran el instrumento que le permitían obtener los fondos para la financiación.
En el siglo siguiente, las microfinanzas se expandieron con las cooperativas rurales alemanas que, con el capital acumulado gracias al ahorro de los socios, decidieron entregar pequeños préstamos. Además había otras cooperativas de crédito y ahorro, como Raiffeisen en Suiza.
El despegue definitivo de las microfinanzas, de todos modos, se dio en 1976 de la mano de los microcréditos del Banco Grameen. Fundada por Muhammad Yunus, la entidad bangladesí apostó por la inclusión financiera otorgando préstamos con escasos requisitos a campesinos.
Sus beneficios
Las microfinanzas son valoradas por los beneficios sociales que aportan. Se las suele incluir en el conjunto de las finanzas solidarias o finanzas éticas ya que muchas veces no tienen afán de lucro o su objetivo principal es el empoderamiento económico de sus usuarios.
Es habitual que trabajen con el precepto de crédito sin garantía o con requerimientos elementales. Así, quienes no son atendidos por los bancos tradicionales encuentran instituciones que los reciben y les dan créditos para el desarrollo con tasas de interés reducidas, les permiten enviar o recibir transferencias de dinero, utilizar servicios de pago móvil, etc.
En el ámbito rural, las microfinanzas suelen contemplar créditos para agricultores y seguros de cosechas. Su cartera, asimismo, puede incluir préstamos para la artesanía local y alternativas de financiamiento para proyectos comunitarios.
El impacto social de las microfinanzas, en definitiva, surge del apoyo a la economía informal y de los productos que ayudan a lograr una reducción de la desigualdad.
Riesgo de las microfinanzas
Así como las microfinanzas brindan numerosos beneficios, también acarrean ciertos riesgos. La facilidad de acceso puede llevar a un sobreendeudamiento, con personas tomando créditos en varias entidades de modo simultáneo.
En cuanto a los microcréditos, hay que decir que no todos presentan tasas de intereses bajas. De hecho, proliferan las empresas que brindan estos préstamos con pocos requisitos pero cobrando intereses muy altos, superiores incluso a los de la banca convencional.
La transparencia en las microfinanzas es clave para que los usuarios conozcan las condiciones del servicio. Por otro lado, la educación financiera es primordial: cada individuo debe comprender cómo funcionan los productos, el cálculo de intereses y el monto total a pagar para devolver el préstamo. De lo contrario, puede tomar decisiones con efectos negativos para su economía.
El rol de la tecnología
Debe destacarse la importancia de la tecnología financiera (FinTech) en microfinanzas. La innovación en productos financieros ha generado un enorme crecimiento en el sector, sobre todo gracias a los monederos electrónicos (o billeteras electrónicas), pero también por otros productos y servicios.
Las microfinanzas digitales contemplan pagos electrónicos y solicitud de créditos online, por ejemplo. También se pueden considerar a las plataformas de crowdfunding. Sin embargo, las FinTech pueden generar grandes movimientos financieros que están lejos de lo micro.
Lo que hay que observar es que, con estas prestaciones y la masificación de la telefonía móvil o celular que brinda acceso a las mismas, una gran cantidad de gente pudo bancarizarse y empezar usar este tipo de recursos que antes les resultaban inalcanzables o, al menos, incómodos.
En el caso de las microfinanzas digitales, el buen uso no solo requiere de educación financiera, sino también tecnológica. Utilizar el teléfono como una especie de sucursal o entidad bancaria obliga a tomar precauciones de seguridad para evitar caer en estafas o ser víctima de un delito informático. Más allá de las medidas que implementen los prestadores, los usuarios deben adoptar buenas prácticas y tener conciencia sobre los riesgos inherentes a las operaciones.