Un paraguas es un artículo que se utiliza como protección ante la lluvia. Se trata de un elemento portátil que presenta un puño o mango y un eje con varillas que permite extender una superficie de plástico o tela impermeable.
Gracias a su mecanismo, el paraguas puede abrirse o cerrarse según la necesidad. Cuando no es preciso utilizarlo ya que no llueve, el paraguas se mantiene plegado; en cambio, en caso de precipitaciones, el usuario debe apretar un botón o realizar la acción necesaria para que la superficie impermeable se expanda.
Una vez que el paraguas está abierto, la persona debe levantarlo sobre su cabeza, de manera tal que la lluvia caiga sobre la tela y no sobre su cuerpo. Así puede caminar al aire libre sin mojarse.
En los días más ventosos, el paraguas pierde utilidad. Esto se debe a que el viento hace que la lluvia llegue al cuerpo de todos modos y a que las ráfagas pueden romper el paraguas, quebrando sus varillas o rasgando su tela.
Así como otros accesorios que no forman parte directamente del atuendo, existen muchos modelos de paraguas, desde los económicos hasta los muy caros, pasando por diversas marcas.
Hay personajes de ficción que tienen la utilización del paraguas como señal distintiva. El Pingüino, uno de los villanos de Batman, cuenta con paraguas especiales que sirven como armas. Mary Poppins, por su parte, puede volar gracias a su paraguas.
En el habla cotidiana, existe un gran número de frases y refranes que contienen la palabra paraguas. Una de las más conocidas es «no abras el paraguas antes de que llueva». Se puede entender como un consejo que pretende evitar las reacciones innecesarias, las preocupaciones antes de que existan motivos que las ameriten. Es común usarlo para intentar calmar a aquellas personas que «ven problemas donde no los hay», que se alarman fácilmente y esperan lo peor.
Otro de los muchos refranes que incluyen este término es «el que compra paraguas cuando llueve, valiendo solo seis le cobrarán nueve». Se refiere a las consecuencias de no prepararse a tiempo, de esperar a último momento para tomar precauciones o bien para actuar ante la adversidad. Se puede relacionar con la fábula de la cigarra y las hormigas: mientras que estas últimas se preparan para el crudo invierno juntando todos los recursos posibles, la primera se pasa el día tocando la guitarra; cuando llega el frío, se ve obligada a pedirles refugio porque no tiene abrigo ni alimento.
En este caso, la idea del precio del paraguas, que aumenta cuando más necesario se vuelve este producto, se usa para advertirnos de que nos abastezcamos con antelación y no en medio de la emergencia. Fuera de cualquier simbología, es cierto que los paraguas cuestan más dinero en plena tormenta, así como la ropa siempre es más barata fuera de temporada.
Un refrán de significado similar es el que dice «cuando llueve mucho, cada uno se moja según el paraguas que le cubra». En este caso, a diferencia del anterior, se tiene en cuenta la posibilidad de que todos nos hayamos preparado para la tormenta; sin embargo, solamente aquellos que se hayan esforzado mucho podrán protegerse de manera efectiva, mientras que los del otro extremo a penas verán beneficios de su trabajo.
La noción de paraguas, por último, tiene un uso simbólico que refiere a aquel o aquello que brinda resguardo o amparo. Por ejemplo: «Este joven actúa de ese modo porque tiene el paraguas de su tío en la compañía», «Sin el paraguas del gobierno, el empresario comenzó a ser investigado por la Justicia», «El jugador cuenta con el paraguas del presidente del club».
