El adjetivo paramilitar se utiliza para calificar al grupo civil que se encuentra organizado bajo una estructura de estilo militar. También se llama paramilitar a quien forma parte de una organización de este tipo.
Por ejemplo: “Un grupo paramilitar fusiló a tres campesinos que se negaron a abandonar sus tierras”, “El gobierno expresó su preocupación por el incremento de la violencia paramilitar en el norte del país”, “Es grave que cada vez más jóvenes se sientan atraídos por las fuerzas paramilitares y se incorporen a ese tipo de agrupaciones”.
Una organización paramilitar imita a una fuerza militar. De este modo, copia su estructura y sus métodos de entrenamiento. Su accionar, a diferencia de cualquier ejército convencional bajo un régimen democrático, se ubica fuera de la ley.
Los paramilitares pueden ser mercenarios, guerrilleros o incluso miembros de las fuerzas de seguridad que eligen actuar de manera clandestina e ilegal. Se trata de tropas irregulares que no respetan las convenciones internacionales sobre el comportamiento en conflictos armados y situaciones de guerra.
Esto lleva a que los paramilitares cometan todo tipo de delitos, desde secuestros y torturas hasta asesinatos. Al no someterse al control legal, incurren en una violencia desmesurada, a diferencia de las fuerzas convencionales que están obligadas a acatar límites.
El alcance del término paramilitar varía según el país, al igual que las características de estas bandas armadas. En Colombia, por ejemplo, se llama paramilitar a grupos terroristas de extrema derecha que también se conocen con el nombre de paracos o paras.
En suelo colombiano, la idea de paramilitar se refiere especialmente a la acción de ciertos grupos armados que a lo largo de su historia estuvieron en el centro de algunos de los momentos más violentos. Si nos situamos en el conflicto armado interno, un periodo que lleva ocurriendo en Colombia desde los años 60, estos grupos son de derecha o extrema derecha y se alzan en armas en medio del conflicto bélico.
El más conocido de los grupos paramilitares de Colombia fue el llamado Autodefensas Unidas de Colombia, a veces mencionado por su sigla AUC. Se encontraba bajo el mando de el Comandante, apodo que recibía Carlos Castaño Gil, un paramilitar que reunió a más de un grupo armado, muchos de los cuales se dedicaban al tráfico de drogas.
En Venezuela, por otra parte, se suele asociar el concepto a estructuras violentas que se identifican con el socialismo. En muchas ocasiones, se los acusó de haber atacado a los empleados de las cadenas televisivas privadas y de haber enviado amenazas de muerte a diversos periodistas. También se los cree responsables de haber lanzado explosivos de gas lacrimógeno a los representantes del Vaticano en el año 2009, luego de que Hugo Chávez los hubiera acusado de haber intervenido en su mandato.
Los grupos paramilitares nicaragüenses se formaron en el marco de las protestas contra la reforma del seguro social INSS, los cuales actuaron junto con grupos de terrorismo para hacer frente al gobierno de Daniel Ortega usando armas de varias características, desde artesanales hasta militares. Por medio de la toma de rehenes civiles, a los cuales violaron, torturaron y asesinaron, generaron un caos a nivel nacional.
En los años 80, nació en España el grupo paramilitar conocido como GAL, el cual tenía el objetivo de poner fin a la organización terrorista ETA. Entre las más de treinta víctimas que dejó su accionar, seis formaban parte de la ETA, pero muchos otros pagaron con su vida por los errores ajenos.
Otros ejemplos fueron los Sturmabteilung y los Schutzstaffel de Alemania, los llamados «camisas pardas», y los Camisas Negras de Italia, que apoyaban el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y el régimen de Benito Mussolini, respectivamente.