El policarbonato es un material termoplástico que tiene múltiples usos. Como todos los termoplásticos, resulta maleable mediante la acción del calor.
Se trata de un polímero con moléculas unidas a grupos de carbonato. Por lo general se presenta en láminas formadas por múltiples capas.
Gracias a su transparencia y su resistencia a las temperaturas altas y a los impactos, el policarbonato puede cumplir con diferentes funciones. En muchos contextos sirve como reemplazo del vidrio.
Con policarbonato pueden construirse domos y techos, por mencionar dos posibilidades. Según la configuración de sus láminas puede permitir el paso de mayor o menor cantidad de luz por su superficie. Un policarbonato grueso y pintado de un color oscuro bloqueará casi toda la luz, mientras que un policarbonato delgado y transparente será travesado por cerca del 80% de los rayos solares.
Otras utilizaciones frecuentes se vinculan al cerramiento y a la división de ambientes. Con paneles de policarbonato se pueden crear y dividir habitaciones o cuartos.
El policarbonato además se emplea para la elaboración de botellas y vasos. Estos envases son reutilizables: pueden lavarse y emplearse muchas veces. De todos modos, el uso extendido puede hacer, con el paso del tiempo, que aparezcan grietas o rayones en el policarbonato, en los cuales es posible que se alojen bacterias. Por eso la limpieza debe realizarse con esmero.
Juguetes; partes de computadoras (ordenadores), cámaras de fotos y vehículos; CDs; DVDs; señales de tráfico; y carteles publicitarios son productos que también se fabrican con policarbonato, cuyo proceso de reciclado resulta bastante complejo y costoso.
A finales del año 2016, IBM presentó un método innovador para reciclar el policarbonato, que presenta varias ventajas con respecto a los que se usaban hasta el momento. Dado que estos plásticos se usan en un sinfín de productos, tanto de uso cotidiano como industrial, su volumen en nuestro planeta es realmente considerable y por esta razón es importante decidir qué hacer con ellos cuando debemos desecharlos. En este marco, la empresa señaló que cada año la producción a nivel mundial de estos plásticos se aproxima a los 3 millones de toneladas.
El método desarrollado por IBM para reciclar el policarbonato tiene resultados positivos tanto para el medio ambiente como para la salud de las personas. En pocas palabras, podemos decir que se trata de un proceso muy corto, de un solo paso, que impide que el material se descomponga y que el bisfenol A atraviese la lixiviación: cuando de una mezcla se extrae la materia soluble por medio de un disolvente líquido.
IBM consiguió un proceso que transforma el policarbonato reciclado en plástico que puede usarse sin riesgos en aplicaciones tan delicadas como la purificación del agua, la fabricación de instrumental médico e incluso la fibra óptica. Pasando a términos más técnicos, los científicos descubrieron que al añadir un reactivo basado en fluoruros y una determinada cantidad de calor a los productos viejos se puede generar un plástico cuyas propiedades superen al original. Dado que la mayor amenaza presente en los métodos de reciclado anteriores era la lixiviación, el hecho de que ya no tenga lugar representa un logro colosal.
Sabemos que una de las acciones más perjudiciales para el medio ambiente y el resto de las especies es tirar residuos al mar. Lamentablemente, cada vez que consumimos algún producto fabricado con materiales no biodegradables contribuimos en mayor o menor medida con este problema. Por esta razón, la posibilidad de reciclar de forma segura el policarbonato supuso una noticia tan importante para la salud del planeta en general: en lugar de desechar un CD o un envase de plástico, podemos transformarlo en un nuevo producto sin riesgos ni pérdida de calidad.