Polisíndeton es un término que proviene del latín polysindeton, aunque la raíz etimológica más lejana se encuentra en la lengua griega. Se trata de una figura retórica que se basa en la repetición de conjunciones para reforzar la expresividad de una noción.
Esto implica que, cuando se apela a esta figura, se estarán vinculando proposiciones o términos mediante una cantidad mayor de conjunciones de lo que resultaría normal o correcto.
Ejemplos de polisíndeton
Un ejemplo de polisíndeton sería el siguiente: «Amo la arena y el mar y las palmeras y las gaviotas y el sol que me ilumina en mis días de gloria». Como puede apreciarse, la repetición excesiva de la conjunción «y» constituye un polisíndeton.
«Voy a visitarte pero cuando sea el momento apropiado pero es difícil que llegue ese momento pero siempre tengo ganas de visitarte» es otro ejemplo de una expresión que apela al polisíndeton. En este caso, la conjunción que se repite es «pero».
Con la conjunción «ni», una muestra de polisíndeton sería la siguiente: «No soy comunista ni socialista ni liberal ni anarquista ni desarrollista ni progresista ni conservador: simplemente, soy».
Uso de esta figura
Cabe mencionar que el polisíndeton no es una figura de uso muy extendido, ya que confiere a la expresión una estructura que puede resultar incómoda. Su utilización aparece en casos concretos, cuando el autor desea dotar de un cierto vuelo poético a su texto y, a su vez, resaltar una emoción o un pensamiento. En otros contextos, el polisíndeton podría entenderse como un error o como una manera inadecuada de expresarse.
Algunos de los escritores que han hecho un uso magistral del polisíndeton, indicando también una de las obras en las que es posible encontrar esta figura son Rubén Darío («Canción…» y «Lo fatal»), Mariano José de Larra («La Noche Buena de 1836»), Emilia Pardo Bazán («El revólver»), José Martí («Nuestra América»), Miguel de Unamuno («Mi religión» y «San Manuel Bueno, Mártir») y Gustavo Adolfo Bécquer («La pereza»).
Es importante señalar que el polisíndeton no sólo ha sido incluido en varias de las obras más importantes de la literatura a nivel mundial, tanto en el género de la poesía como en narrativa, sino que también podemos encontrarlo en letras de canciones contemporáneas.
El polisíndeton y el asíndeton
La figura retórica opuesta o complementaria al polisíndeton se denomina asíndeton y consiste en la omisión de ciertas conjunciones con el objetivo de energizar o avivar una idea. Por ejemplo: «Para esta fiesta queremos invitar a nuestros amigos, a nuestra familia, a quienes han colaborado con nuestro proyecto desde el primer día». Así como el polisíndeton, se trata de recurso no muy común y del cual tampoco debe abusarse, ya que puede causar el efecto contrario al deseado.
Del mismo modo que sucede con el polisíndeton, el asíndeton ha sido usado por muchos de los grandes escritores de la historia, y continúa siendo un recurso enriquecedor para obras de la actualidad en varios géneros; veamos algunos de los ejemplos más sobresalientes: Manuel Mantero («En lo alto»), Gustavo Adolfo Bécquer («La pereza» y «El Monte de las Ánimas»), Mariano José Larra («La Noche Buena de 1836») y José Martí («Mi raza»).
En todas las obras mencionadas como ejemplos de polisíndeton y asíndeton es posible advertir enumeraciones en las cuales se buscan diversos efectos a través de la repetición excesiva de conjunciones o de su omisión, pero también se aprecia que el uso de estas figuras no siempre se da en forma aislada, sino que puede construirse poco a poco, para generar una tensión cada vez mayor. En un poema, por ejemplo, se puede resaltar la presencia de estos recursos a través del contraste entre versos que los utilicen y otros que no.