La noción de poltergeist proviene de la lengua alemana y se forma a partir de dos vocablos: poltern (que alude a generar ruido o alboroto) y geist (traducible como fantasma o espíritu). Se denomina poltergeist a una manifestación física de una entidad que no puede percibirse y a la cual se le atribuye un origen paranormal.
El poltergeist implica el desarrollo de un suceso perceptible que contradice a las leyes de la física. Lo habitual es que se impute el fenómeno a la acción de espíritus u otros entes de existencia incomprobable desde la ciencia y lo racional.
El movimiento autónomo de un objeto inanimado, un ruido cuyo origen no se puede explicar y la materialización repentina de una cosa son algunos de los acontecimientos que forman parte de lo que se conoce como poltergeist. Para la parapsicología, estos hechos podrían ser producidos por fantasmas.
Otra explicación tentativa de los fenómenos poltergeist alude a una telequinesis inconsciente. Según esta teoría, un ser humano podría hacer que algo se mueva con el poder de su mente a través de una energía vinculada al estrés o a las emociones.
Para la ciencia, las supuestas manifestaciones poltergeist se explican según las leyes físicas o son simplemente alucinaciones o incluso fraudes. El ultrasonido, el funcionamiento de los campos electromagnéticos y la electricidad estática, por ejemplo, pueden causar eventos que las personas suelen desconocer o no comprender.
En pocas palabras, podemos decir que el mundo se divide en tres grandes grupos en lo que a los sucesos aparentemente inexplicables se refiere: aquéllos que creen que se trata de espíritus u otras entidades del más allá o de otras dimensiones; quienes buscan justificar cualquier situación mediante la lógica y rechazan toda posibilidad de vida más allá de la que percibimos mediante nuestros sentidos; un tercer grupo que aún no se ha decidido por ninguna postura extrema, sino que se mantiene al margen y quizás cuando tenga la suficiente cantidad de información se vuelque por una u otra.
A pesar de la poca simpatía que existe entre la ciencia y lo paranormal, poco sería de los cazadores de poltergeist si no contaran con conocimientos científicos y dispositivos electrónicos. Esta contradicción es común a casi todas las teorías alternativas, incluyendo la medicina natural y ciertas corrientes de la psicología, ya que no todos los que apoyan propuestas diferentes se oponen a las tradicionales, sino que pueden aceptar un equilibrio entre ambas partes.
En la búsqueda incansable de estudiar los fenómenos del grupo de los poltergeist se usan diferentes aparatos para tomar muestras que luego se analizan cuidadosamente lejos del sitio afectado. Entre los más frecuentes se encuentran las grabadoras de voz, las cámaras térmicas, los detectores de movimiento, los medidores de campo electromagnético y las cámaras del espectro completo.
“Poltergeist”, por otra parte, es el título de una película de terror que contó con Tobe Hooper como director y Steven Spielberg como productor. Se estrenó en 1982 y luego tuvo varias secuelas y una remake en 2015.
La estrella de las tres películas de esta peculiar saga fue Heather O»Rourke, una actriz estadounidense nacida en 1975 y fallecida trágicamente antes de cumplir los trece años. Su aspecto y su personalidad cautivaron a Steven Spielberg luego de que ella le respondiera «no hablo con extraños» en un encuentro fortuito. Si bien la habían rechazado en la primera prueba, el mítico director exigió que le dieran una nueva oportunidad, y esta vez consiguió superarla con éxito.
Lamentablemente, a los siete meses de haber completado la filmación de la tercera entrega de Poltergeist, Heather falleció a causa de una enfermedad mal diagnosticada y, por consiguiente, tratada de la manera incorrecta.